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Tres rojitas rememoran

El 6 de septiembre de 2010, se convirtió en una fecha importante para el país cuando una emergente “Vinotinto” Sub-17, debutaba en el Mundial Femenino en Trinidad y Tobago con victoria ante Nueva Zelanda 2-1. Allí, varias Rojas estuvieron presentes para teñirse de gloria.

Tras doce meses de la gesta deportiva, tres jugadoras de ese equipo Sub-17 nutren al Caracas FC; la capitana de esa selección, la mediocampista Marialba Zambrano, la lateral derecha, María Eugenia Rodríguez y posteriormente, se sumó a principios de este año la lateral izquierda, Soleidys Rengel, luego de que su anterior conjunto, Unión Atlético Piar, presentó problemas administrativos que condujo a la desaparición de la filial femenina.

Tras una larga estadía en T&T, el éxito y reconocimiento para cada una de ellas no se hizo esperar y hoy hacemos un resumen de las vivencias que tuvieron nuestras “Avileñas” en el Mundial Sub-17 y lo que están haciendo en este momento.

Marialba Zambrano

Ahora el compromiso es más grande, porque ya tengo la experiencia y tengo que transmitirle lo mismo a las nuevas jugadoras

 

Juega de contención, fue capitana y llevó la elástica número ?10? con la selección Sub-17 en el Mundial Femenino de Trinidad y Tobago, en donde fue titular en todos los compromisos.

Marialba, quien también es prima de crianza del novel defensor, Marlon Bastardo, recalca la responsabilidad como una nueva tarea en su vida tras el Mundial. “Ahora el compromiso es más grande, porque ya tengo la experiencia y tengo que transmitirle lo mismo a las nuevas jugadoras. También me he exigido rendir porque quiero ser un ejemplo”.

Y ese ejemplo a seguir va nutrido de un ideal “Mis objetivos en este momento son pasar de fase en la Copa Libertadores Femenina, conseguir otro cupo al Mundial Sub-17, ya que este es mi último año en esa categoría y poder estudiar afuera”.

Entre risas, Zambrano cuenta una de las anécdotas que más disfrutó durante el Mundial. “Lo que más recordaré era el levantarnos a las 7:00 de la mañana para hacer ejercicios de activación en los pasillos de las habitaciones del hotel, mientras escuchábamos música electrónica, salsa o merengue”.

La jugadora con su característica humildad no olvida el sacrificio que hicieron para poder conseguir un cupo al máximo campeonato de la categoría, cosa que califica con un sincero “Valió la pena”. De igual manera, le es difícil dejar de lado el hecho de que jugaron con el corazón para obtener tres puntos en su debut. Hoy, Zambrano con 16 años de edad ya se graduó como Bachiller y está por decidir qué rumbo tomar en sus estudios profesionales.

María Eugenia Rodríguez

Fue un orgullo escuchar las notas del himno de tu país en otro lugar. Jamás lo olvidaré

Lateral por derecha, utilizó el dorsal “6”, disputó sólo dos compromisos, ya que por acumulación de amarillas quedó al margen de la  tercera y última fecha ante España.

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Rodríguez tiene una experiencia inimaginable, ya que después de concluido su trabajo con la selección Sub-17, pudo estar por segunda vez en la Copa Libertadores y cerró con broche de oro al formar parte de la “Vinotinto” de mayores que viajó al Copa América Femenina en Ecuador.

“Acumulé una cantidad de cosas después del Mundial y mejoré mucho mi estilo futbolístico. Nunca pensé enfrentarme con equipos tan importantes y siendo menor de edad también pude debutar con la mayor” aseguró la jugadora.

La lateral, quien empezará a cursar el cuarto año de bachillerato, añora el grupo con el que compartió durante todo el viaje a Trinidad y Tobago. “Extraño mucho el grupo de esa Sub-17 porque éramos una familia, esa es una de las cosas que más me hace falta”.

Uno de los momentos que más la paralizaron fue el escuchar el himno nacional. “Fue un orgullo escuchar las notas del himno de tu país en otro lugar. Jamás lo olvidaré”.

Mariu, considera que el grupo hizo un buen papel y que en todo momento sabían lo que podían dar, sin minimizar a los rivales. “No hubo desgano por haber perdido los otros partidos. Fue una experiencia más para cada una de nosotras y un trampolín de nuestro crecimiento. Ahora queda seguir trabajando”.

Soleidys Rengel

Es muy bonito considerarse mundialista, no es cualquier cosa

Esta lateral izquierda portó la casaca “4”. Nacida en Maturín, cuenta con 17 años de edad y tuvo una historia muy particular con el equipo que viajó a Trinidad y Tobago. “El tema con la selección fue que durante el Mundial Sub-17, se enfermó Génesis Moncada de la UCV y tuve que afrontar su rol, me probaron en su posición (lateral izquierda), lo hice bien y así  fue como jugué el Mundial”.

“Es muy bonito considerarse mundialista, no es cualquier cosa. El primer juego ante Nueva Zelanda fue muy bueno y logramos los tres puntos. Después, con Japón llegó la derrota y con España no las vimos duras y perdimos en los últimos minutos, pero también las complicamos”, interpretó Rengel sobre los resultados obtenidos un año atrás.

Sol, como jugadora prometedora de la selección de mayores, tampoco se quedó atrás con algún recuerdo. “A un grupo de cuatro jugadoras, incluyéndome, nos llamaron para hacernos una prueba de edad, porque creían que estábamos pasadas. Nunca supe cuantos años pensaron ellos que yo tenía, pero fue horrible, ya que nos dejaron una hora encima de un cajón con brazos y piernas estiradas. Yo me quedé dormida (risas)”.

Actualmente, Rengel decidió tomar un año sabático, ya que los compromisos con la selección de Venezuela y Distrito son la prioridad de su apretada agenda.

Así, queda escrito un grato recuerdo de tan especial compromiso que tres de nuestras jugadoras tuvieron en el Mundial Femenino Sub-17 de Trinidad y Tobago, a expensas de que hoy se cumple año de su debut con victoria.

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