Una Copa Libertadores con menos equipos participantes. La frase, que se dice rápido pero puede cambiar la realidad del fútbol continental, fue dicha esta semana por el nuevo presidente de Conmebol. Un estímulo para los países menos poderosos del continente se enfrenta a la revisión en aras de mejorar el aspecto deportivo.
Esto en primera instancia, porque los cambios en un torneo habituado a las constantes modificaciones no se harán esperar. De aquellas Copas en que estaba en juego el orgullo nacional apenas quedan las fotos en blanco y negro, hoy el torneo sirve para salvar temporadas, proyectar marcas y recaudar algún dinero.
Se habla desde Paraguay de regresar a dos clasificados por país, en momentos en que el otro torneo continental, la Copa Sudamericana, acaba de vivir una expansión y se negocia el ingreso futuro a la Libertadores de los clubes estadounidenses. Más clásicos, mejores taquillas y arbitrajes suenan como argumentos.
Apenas tres de los 16 finalistas bajo el actual formato, implementado en 2005, no han sido de Argentina o Brasil. La cifra es contundente pero esconde campañas y aspectos extra campo que en cada país han sido recibidos como positivos, la transferencia de jugadores al exterior en primer lugar.
El fútbol venezolano también ha sido salpicado por los beneficios coperos, pese a la irregularidad en los resultados deportivos. Las divisas de los derechos de televisión, la irrupción de varios talentos durante el torneo, la constante actividad internacional de los jugadores de selección, son algunos de éstos.
Quienes apoyan el cambio atesoran la idea de ver disminuida la cuota de argentinos y brasileños en el certamen, aunque esto implique el sacrificio de la presencia de equipos de sus propios países. Mientras en el resto del mundo los calendarios nacionales se adaptan a los continentales, en Sudamérica es el caso contrario.
Para el ya golpeado torneo nacional será otro revés. Menos cupos significarán menor inversión y competencia, además de un refuerzo para defectos endémicos como la presencia de importados de bajo rendimiento o la poca ambición de algunos conjuntos al encarar el escenario copero.
Javier Rivera
Foto: Reuters
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