La eliminación del Real Madrid en las semifinales de la Liga de Campeones dejó sin la final de Berlín al conjunto blanco y, sobre todo, con la sensación de que la temporada, como ya dijo este jueves Florentino Pérez, fue «dispar» con buenos momentos pero con un final errático.
Como casi siempre que un curso no se completa con buena nota, las miradas se centran en el banquillo. Su actual dueño, Carlo Ancelotti, quiere seguir la temporada que viene, pero hay algunos argumentos que podrían dejarle fuera del Real Madrid si los que mandan así lo decidieran:
1. La más que posible ausencia de títulos importantes:
El Real Madrid consiguió ganar la Supercopa de Europa al Sevilla y el Mundial de Clubes al San Lorenzo argentino. Sin embargo, esos trofeos no tienen la suficiente enjundia como para contentar al aficionado, que prefiere alguno de los tres grandes: Copa del Rey, Liga o Liga de Campeones.
La Copa la perdió tras ser eliminado por el Atlético de Madrid; en Europa, el verdugo fue el Juventus; y, en la Liga, salvó que el Barcelona sufra una debacle en las dos últimas jornadas, también se quedará sin premio. Los que ha logrado, el Mundial de Clubes y la Supercopa, son menores. El primero, lo logró tras ganar dos partidos ante equipos inferiores. El segundo, justo después de la pretemporada. Eso, no es suficiente.
2. Falta de rotaciones:
Ya sea por la falta de confianza en algunos jugadores o por la ausencia de un fondo de armario con calidad, Ancelotti apenas dio minutos a suplentes que podrían haber aportado oxígeno a un grupo de jugadores que acabaron la temporada agotados. El ejemplo del alemán Toni Kroos cojeando durante la segunda parte de la vuelta de las semifinales ante el Juventus, fue bastante gráfico.
Hombres como Javier «Chicharito» Hernández solo fueron utilizados cuando no había más remedio. El mexicano demostró que podía haber contado con más minutos. En los que jugó, lo hizo bien. Otros, apenas tuvieron esa oportunidad. Jesé Rodríguez, Asier Illarramendi o Lucas Silva, pasaron desapercibidos. ¿No valen para el Real Madrid o Ancelotti simplemente no quiso darles minutos? Sea cual sea la respuesta, el resultado es que su equipo llegó agotado al final.
3. Confianza ciega en las estrellas del equipo:
Ni siquiera en los peores momentos de algunos jugadores destinados a comandar a uno de los mejores clubes del mundo, Ancelotti fue capaz de dar un puñetazo encima de la mesa y sentarles en el banquillo para sacar al campo a otros nombres. Además, públicamente, y tal vez eso fue un fallo, los calificó como «fijos».
«Si Cristiano, Benzema y Bale están bien (físicamente), jugarán siempre». Salvo el portugués, que es prácticamente intocable, Benzema y Bale han tenido etapas en las que no han rendido al nivel esperado. Y, pese a ello, siguieron acumulando minutos mientras otros esperaban sentados. Posiblemente, y volviendo al segundo punto, la causa pudo ser la falta de calidad en el banquillo o la ausencia de confianza de Ancelotti en algunos jugadores que tal vez necesitaban tiempo para rendir adecuadamente.
4. Falta de habilidad al hacer cambios:
Si ya daba pocos minutos a los jugadores menos habituales, también es llamativo que en muchas ocasiones, cuando Ancelotti se decidía por fin a hacer algún cambio, lo hiciera en momentos intrascendentes cuando apenas quedaba un suspiro para que los partidos finalizasen.
En una de esas ocasiones, Jesé mostró públicamente su enfado con el técnico italiano cuando saltó al césped del estadio Martínez Valero ante el Elche con el partido prácticamente acabado y el Real Madrid ganaba 0-2. Jugó 25 segundos después de calentar 40 minutos y se marchó al vestuario muy contrariado. Fue el ejemplo más extremo.
5. Falta de mano dura:
«Con esta mano floja he ganado tres Ligas de Campeones», afirmó Ancelotti en una rueda de prensa tras ser acusado de no tener mano dura con sus jugadores. La realidad es que el curso continuó y no llegó su cuarto título europeo, que habría sido el undécimo del Real Madrid. En momentos concretos, un entrenador con más decisión, podría haber dado un puñetazo encima de la mesa para traer lógica a su equipo.
Por ejemplo, cuando el Real Madrid perdió 4-0 en el estadio Vicente Calderón ante el Atlético de Madrid y una parte del cuerpo técnico y de los jugadores celebraron por la noche el cumpleaños de Cristiano Ronaldo. Tampoco quedó bien la cena organizada por Sergio Ramos para hacer grupo antes del partido ante el Villarreal que finalizó 1-1.
La imagen de algún jugador saliendo casi a las 5 de la madrugada no importó a Ancelotti: «No me han pedido permiso, no veo por qué un jugador tiene que pedir permiso para hacer una cena que fue bonita. Cuando el equipo se reúne por esto es bueno para el ambiente. Un par de días después, el Real Madrid perdió dos puntos con el Villarreal y después el Athletic le quitó tres con una victoria en San Mamés.
6. Falta de soluciones para ganar a equipos grandes:
Ancelotti apenas pudo dirigir a sus jugadores hacia la victoria ante equipos de gran categoría. Contra el Atlético de Madrid falló seis veces, en la Supercopa de España, en la Liga y en la Copa del Rey. Además, a punto estuvo de caer también en la Liga de Campeones.
Aparte de sufrir ante su «coco» particular, también «pinchó» contra Barcelona, Valencia, Villarreal, Athletic y, la última y más importante, ante el Juventus en el encuentro más importante de toda la temporada.
7. Improvisaciones tácticas fallidas:
Empeñado durante un gran tramo de la temporada con el 4-3-3, en el que Gareth Bale juega escorado a la derecha a pierna cambiada perdiendo efectividad, también tuvo que cambiar de táctica por obligación en algunos tramos del curso. A veces, cuando lo hizo, acertó, pero otras, falló.
La más sonada fue la ubicación de Sergio Ramos en el centro del campo en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones. Antes de ese partido, el central andaluz jugó en esa posición ante el Atlético de Madrid y el Sevilla. El marcador de ambos duelos engañó un rendimiento aceptable encumbrado por muchos cuando simplemente fue resolutivo sin más. En Turín Ancelotti insistió y allí Ramos naufragó como lo hizo un año antes en el Camp Nou cuando Ancelotti tuvo la misma idea.
EFE
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