La última ocasión que Venezuela jugó por eliminatoria en San Cristóbal, se comió cuatro de Brasil y César Farías fue el blanco perfecto para que la hinchada drenara su molestia. No había culminado ni el primer tiempo, cuando potes con agua o latas estuvieron a punto de impactarlo. El 0-3 antes de la media hora -Kaká, Robinho, Adriano- se convirtió en el detonante ideal.