El Clausura, como en cada temporada, promete ser la continuación agradable del Apertura jugado semanas antes. En este 2012, el compromiso de este torneo para con el fútbol venezolano es de alta estima: levantar la calidad general de la disciplina en el ámbito doméstico.
Aunque pueden ser considerados sólo como criterios estadísticos, la ubicación de la liga criolla como la peor de Sudamérica más reciente clasificación de la IFFHS y los poco trascendentes resultados en las recientes participaciones continentales, son un llamado de atención que no puede ser pasado por alto.
El Apertura tuvo momentos destacados, como la lucha entre Deportivo Lara y Caracas por el título, el envión final del Petare y la confirmación de Mineros como un contendiente de peso –avalado con el título de la Copa Venezuela-, pero también entregó campañas irregulares de equipos llamados a ser mejores, partidos de poco brillo y deslices organizativos.
Sin embargo, es difícil que en pocas semanas las cosas cambien del todo, pese a que varios equipos se reforzaron a conciencia y no bajaron la marcha en sus entrenamientos con la intención de mantener lo hecho o recortar la diferencia con los mejores de la tabla.
En años anteriores, el Clausura, matizado por la participación nacional en la Copa Libertadores y los compromisos de la Vinotinto, se las arregló para ofrecer un espectáculo en general más completo que el de su inmediato predecesor. La lucha por el título, los boletos internacionales y la permanencia obligan a redoblar el esfuerzo.
Además, con los dos conjuntos más ganadores de las últimas temporadas -Caracas y Táchira- aún con las manos vacías en el balance general de la temporada, la ilusión del ámbito futbolístico venezolano de contar con un semestre que sea relevante, incluso el mejor de los últimos tiempos, es perceptible.
Por: Javier Rivera
Foto: Prensa Deportivo Lara