Pocas veces en la historia del fútbol venezolano hubo tal sensación de impotencia, de que no hay más nada que hacer sino sufrir, de que todo parece perdido cuando algún equipo juega en una copa internacional.
Los números son elocuentes, pero las actuaciones lo son aún más. Sumisa propuesta futbolística, carencia de individualidades que aparezcan en medio de la oscuridad, discursos para explicar la derrota incluso antes de que ocurra.
Los conjuntos del resto de América no han dejado pasar su oportunidad de marcar la distancia que existe, existió y -si nada cambia- existirá con respecto a los de estas tierras. Goleadas, triunfos a media máquina, jugadas y acciones para ningunear al rival.
Sí, no es nuevo. Pero es peor que antes. Y por eso, se agotó el tiempo de espera para que empiecen las soluciones a este problema. Soluciones de corto, mediano y largo plazo. Toda una osadía, porque implican actuar y en este fútbol las cosas pasan, pero no se sabe cuándo.
Todos son responsables. En realidad es complicado que alguno asuma su cuota de responsabilidad. Sin embargo, toca esperar que alguien abra los ojos y se dé cuenta de que estas constantes decepciones no perjudican a unos u otros, sino a todos.
La pregunta del título tiene respuesta. Pero para que sea distinta, algo tiene que ocurrir y no solo es que mejoren los resultados en la Libertadores o la Sudamericana.
Javier Rivera – @JavierRiveraVen
Foto: Conmebol
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