El partido se planteaba para lucharlo en campo abierto y, por varios pasajes, terminó siendo así. Venezuela se atrevió más que en fechas anteriores y sacó provecho de las concesiones de la correosa Bolivia.
Cuando en los días previos se hizo pública la duda de Villanueva y Osorio para el compromiso, la preocupación reapareció. La solvente dupla no podría estar en el juego de la clasificación. Mago completó la zaga, en la ubicación en la que es empleado en su actual club.
Los cambios en la mitad no se antojaban forzados, sino necesarios. Dos volantes de marca para darle espacio a Añor y también a Savarino. La intención era permitir que Rondón tuviese compañías y se elaborase más en la zona ofensiva.
El plan previo lució afinado cuando en pocos segundos el marcador se abrió. La primera gran jugada colectiva de la selección en Brasil 2019 derivó en el gol de Machís. Para él fue el comienzo de un encuentro que quedará marcado.
Machís fue constante dolor de cabeza para los de verde. Desbordando, juntándose con los restantes volantes, liberando de presiones a Rondón. Venezuela atacó a un rival que no tenía alcabala en el medio, aunque atrás se comportaba mejor.
Sin embargo, en el propio primer tiempo, la Vinotinto regresó al pasado reciente. Le dio la pelota al contrario y le dio cancha al agobio. Dos tiros que devolvió el palo y el medio tiempo evitaron lo peor.
Machís rompió el duelo con un golazo. De allí en adelante, a pesar de que Bolivia se las arregló para descontar aunque ya no tenía a Marcelo Moreno en acción, hubo un solo equipo en el Mineirao. El gol de Martínez redondeó el interesante muestrario ofensivo criollo.
La fórmula para encarar al cuadro altiplánico funcionó. Era un adversario para demostrar contundencia, para reafirmar el ánimo, voluntarioso pero de fútbol defectuoso.
En los cuartos de final, sea la creciente Paraguay, la dubitativa Argentina o la evolucionada Catar, las licencias serán menores. Y todavía queda pendiente combinar el equipo que resistió a Brasil con el que sobrepasó a Bolivia. Algo que desde hace rato no se consigue.
Javier Rivera
Foto: EFE
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