Una de las mejores virtudes del Deportivo Lara campeón del Apertura fue el manejo del escenario. El equipo de Eduardo Saragó tuvo su primer match point el pasado domingo y lo utilizó de la mejor manera posible.
En el partido ante Mineros se reflejaron varias de las fortalezas que tras 16 partidos coronaron un trabajo que inició con la contratación del joven pero ya curtido técnico y de varios refuerzos de comprobada experiencia en el medio doméstico a mediados de año, días en los que se perfilaba como uno de varios aspirantes al título.
Que Saragó contase con futbolistas con los que había compartido antes fue un aspecto favorable. Además, los jugadores que permanecieron de campañas previas en el cuadro rojinegro entendieron la oportunidad que se les presentó junto a sus nuevos compañeros a medida que pasaron las jornadas.
Lara pasó a ser uno de los mejores locales del torneo, lo que se juntó con la regularidad de visita. Fue puntero un buen rato, pero Caracas lo rebasó cuando vivía su mejor momento de forma. El once barquisimetano no le perdió la pisada en ningún instante a su antagonista en una carrera de resistencia corrida en pocas semanas.
En la etapa culminante del certamen el cuadro rojinegro mostró la tranquilidad que requiere una definición en la que su par capitalino era el principal obstáculo, pero no el único. Como en todo equipo profesional, tuvo que lidiar con lesiones, suspensiones y rivales inesperadamente complicados.
Cuando el conjunto larense pudo sumar estos elementos a su favor, llegó el empujón final de una afición que creció exponencialmente durante el semestre y de una confianza matizada por la responsabilidad del compromiso que tenía el equipo ante sí. Luego, el título fue cuestión de sumar los resultados necesarios.
Javier Rivera
Foto Deportivo Lara
