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La Copa vinotinto terminó sin resolver algunas cuentas pendientes

La oportunidad dorada estaba al alcance de la mano… y la Vinotinto la dejó pasar. La participación criolla en la Copa América culminó ante un rival práctico pero al mismo tiempo poco expresivo.

Dos partidos no son iguales. Venezuela optó por esperar y contragolpear, por acomodarse en el fondo y llevar al desespero al adversario como en Madrid. Sin embargo, ese plan fue al traste casi desde el principio ante un equipo que hizo la tarea y tuvo la paciencia de la que careció en marzo.

Argentina se adueñó de la pelota. No es un cuadro espectacular, aunque tiene la capacidad de hacer correr el tiempo a su favor. En la primera etapa sacó provecho de un error venezolano y picó adelante.

La reacción nacional se basó en lo que hasta hace una semana era señalado como la constante: intención predecible, predominio de las individualidades, esporádica proyección de los laterales, sacrificio del delantero sin acompañamiento. La Albiceleste se dio cuenta que le podía dejar la pelota a su oponente porque no lo lastimaba.

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En la segunda etapa, Venezuela tiró por la borda el orden y la concentración. Enmarcado en la confusión y en la ubicación de jugadores en posiciones poco comunes, la pelota estuvo en sus pies mas la voluntad reemplazó al fútbol. Argentina aguardó, agazapada. Cuando tuvo el espacio, golpeó y liquidó el resultado.

La Copa ratificó las virtudes y falencias de la Vinotinto. El equipo está diseñado para defender, para incomodar el contrario y luego intentar atacar. Una idea que no ha admitido variante y que en su desarrollo le ofrece muchos interruptores al contrario para que la apague.

En lo anímico, el grupo mostró armonía interna pese a que a la hora de encarar una instancia decisiva no tuvo respuesta y los liderazgos no fueron lo contundentes que deben ser. De esta manera, el impulso fue suficiente ante escuadras a la par pero no ante las que aparecen en una escala mayor.

Para la próxima Copa y el inicio de las eliminatorias quedan varios meses. Se tienen que emplear en sostener aspectos defensivos como los exhibidos en la primera fase y ajustar definitivamente el juego ofensivo, que a pesar del brillo de los nombres propios no arroja una evaluación positiva en lo colectivo.

Javier Rivera
Foto: EFE
Lavinotinto.com

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