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La Copa de Rondón

Brasil 2019 es el primer gran torneo que enfrentará la selección venezolana mayor desde la final del Mundial sub-20 de 2017. Por ello, la expectativa es interesante, aunque el equipo, a priori, no invite a lanzar muchas campanas al vuelo.

El fútbol internacional le está dejando pocos espacios a los compromisos que involucran a los países. Pese a esto, la Vinotinto se las arregló para disputar una cantidad de encuentros suficiente para definir qué pondrá en la cancha en el torneo continental.

Sin embargo, a pocas horas del debut las dudas siguen saltando, dentro de un esquema que pondera el esfuerzo colectivo y no se sonroja si tiene que esperar para contraatacar.

Este 2019 ha sido de pruebas en los costados, con Rosales brincando de lado a lado, a la espera de que el otro lateral se consolide. Los tres amistosos de junio confirmaron que está apto para cumplir, pero no quedó claro si por la derecha o por la izquierda.

Venezuela resentirá la ausencia de Ángel en la zaga central, mientras intentará hacer que Fariñez trabaje menos de lo habitual. El trío de volantes centrales -Moreno, Herrera y Rincón- luce sólido, casi como un faro en el camino que pretende terminar en Catar dentro de tres años.

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En una semana, Savarino le hizo ruido con sus actuaciones a la hasta ahora poco disputada presencia de Machís y Murillo como los mediocampistas ofensivos, escuderos del delantero. Aunque no se puede descartar que sea más bien un pálpito de aficionados y periodistas.

Capítulo aparte merece Rondón. Esta Copa es la oportunidad de su vida. La de convertirse en un jugador histórico del fútbol venezolano.

Tiene todo a su favor: racha goleadora, capacidad técnica, esquema favorable a su desempeño, respeto jerárquico de sus compañeros y rivales, nombradía en la prensa nacional e internacional.

Y contra Perú es una ocasión inmejorable. Es una final.

Una final contra un equipo que ahora presume de haber estado en un Mundial, que hace del fútbol por los costados un oficio, que se defiende con firmeza y que tiene hambre de gloria a partir de un técnico experto y de líderes en la cancha. No por ser el primero, pero es el rival más difícil que le podía tocar a Venezuela para abrir el torneo.

Javier Rivera
Foto: EFE
Lavinotinto.com

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