Brasil se impuso como local en la Copa América, en una edición que refleja varias condiciones del fútbol continental que se intentan dejar en la sombra y requieren una revisión.
En Sudamérica hay una forma de jugar, tan poco vistosa como en otras regiones del mundo pero más vehemente. La carga épica sigue soslayando la expresión actual del juego, donde cuenta mucho lo que se hace con y sin la pelota.
El trámite de muchos de los partidos observados en canchas brasileñas osciló entre el desorden y la parsimonia. Ningún equipo terminó imponiendo claramente sus condiciones, más allá de que se coronó el más regular de los participantes.
Junto a esto, se alabaron situaciones como el marcado sentir defensivo venezolano o la respuesta moral argentina. Brasil, Uruguay y, por momentos, Colombia intentaron jugar, pero las carencias que afloraron hace un año en el Mundial permanecieron.
Ni siquiera las individualidades pudieron salvaguardar el honor continental. Messi habló más y jugó menos, Suárez no estaba al cien por ciento, James apareció demasiado poco, Neymar no participó ya que se lesionó antes del torneo.
Daniel Alves, experimentado lateral, fue el jugador más determinante, acompañado del emergente Everton y el vigente Paolo Guerrero. Luego, fue un torneo de porteros: Alisson, Gallese, Gatito Fernández.
Además, la Copa acumuló deslices: estadios semivacíos, campos de juego defectuosos, condiciones reglamentarias engorrosas, arbitrajes polémicos, invitados con planteles juveniles. Sin embargo, el discurso Conmebol fue el de toda la vida, el de la mejor Copa de la historia.
El contexto no le resta mérito a Perú y su segundo lugar, al espectáculo que fue el Brasil-Argentina, los goles de alta factura y el calor de los aficionados que visitaron Brasil.
En menos de un año, la Copa América se volverá a jugar. Es difícil que el panorama varíe, aunque es hora de que haya un reconocimiento a las dificultades que hacen que la Copa del Mundo lleve más de una década siendo levantanda por las selecciones europeas.
Javier Rivera
Foto: EFE
Lavinotinto.com
