Por: Daniel Prat Jerez
Enviado especial
Río de Janeiro-. Andy Najar no sabía ni una palabra de francés cuando llegó al vestuario del Anderlecht hace un año.
Con solo 20 años, el volante nacido en Honduras pero criado en Estados Unidos encontró en el venezolano Ronald Vargas su mejor apoyo. “Es una gran persona, me ayudó mucho a adaptarme, desde el primer día que lo vi me mostró su amistad, ahora somos muy buenos amigos”, contó el centrocampista.
El volante fue titular por Honduras al inicio de este Mundial contra Francia, y luego jugó como suplente el tercer partido de su equipo ante Australia. Al llegar a Bélgica, Najar no era habitual en el equipo de Luis Fernando Suárez.
Su falta de experiencia pesaba en contra, sin embargo, su actuación en la Copa de Oro, en la que su equipo llegó a semifinales y él anotó un gol, le dio más crédito frente al técnico colombiano.
En el Anderlecht, sin embargo, tuvo que ganarse primero un puesto en el equipo filial. “Ese tiempo estuve solo, sin mi familia y Ronald siempre me invitaba a comer, a estar con su familia. No tengo palabras para agradecerle todo lo que hizo por mí”, insistió el centroamericano.
Entre los lugares que visitaba con Vargas, Najar recuerda “un restaurante argentino que era muy bueno”. Sin embargo, la comida que mejor recuerda el volante fue el día que durmió en casa del venezolano junto a su familia. “Ese día él se paró temprano y cocinó en la mañana. Un plato que decía era típico”. ¿Arepas? “Sí, eso mismo, estaban buenas”.
Después de probar las arepas de Vargas, el hondureño se consolidó en su selección y con ella clasificó al Mundial. Una vez en Brasil sintió que era una buena oportunidad de mirar atrás y agradecerle a su amigo por la ayuda. “Siempre hablamos, seguro que pronto le escribiré para saber cómo está”.
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