El cuadro amazónico tuvo la pelota desde el inicio. La administró con Lucas Leiva y Ramires, además de la explosión de Neymar y Robinho. La defensa vinotinto trabajó bastante, con el logro de que los remates adversarios se redujesen al mínimo. El tiro al palo de Pato a la larga fue la ocasión más clara de su equipo en el partido, mientras Renny Vega mostró solvencia en cada intervención.
El meta hizo olvidar toda la polémica previa acerca de su incorporación o no como titular, además de lo generado por la actitud del cuerpo técnico hacia los medios de comunicación emplazados en el sur del continente. El mensaje de serenidad, de criterio del portero fue seguido por su zaga, mientras Tomás Rincón implementó lo mismo en el mediocampo.
Venezuela no pudo pisar con propiedad el territorio brasileño en el primer período. Luego del regreso de los camerinos esto cambió. Progresivamente, el equipo vinotinto obtuvo la pelota y se acercó con creciente peligro al área canarinha. Brasil se perdió en sus ideas, con variantes que no cuajaron e hicieron cada vez más fácil el trabajo para el fondo patrio.
Faltó la ocasión clara, la que pudiese darle más que la igualdad al conjunto nacional, lo que deja como detalle a ajustar el factor ofensivo, esta vez opacado por la excelente labor defensiva. Sin embargo, la renta es mayor de lo esperado, con personalidad, sacrificio, algo que se pregonó durante el año y medio de preparación y que en la primera puesta en escena se pudo llevar a la práctica.
Con el punto, la ilusión crece, aunque también debe hacerlo la cordura. El objetivo de superar la primera ronda por segunda vez en la historia del torneo pasa por obtener nuevos resultados positivos ante Ecuador y Paraguay, que refrenden lo hecho ante Brasil en cuanto a orden y planteamiento y se acompañen de goles en un torneo que hasta ahora ha tenido escasez de ellos.
