En caso de igualada, los partidos tendrán un alargue de treinta minutos, dividido en dos tiempos de quince minutos, y en el caso de proseguir el empate, serán los penaltis, de acuerdo con las disposiciones reglamentarias de la FIFA, los que decidirán el ganador.
Esta disposición varía la normativa fijada en la competición desde el año 1993, ya que en las ediciones disputadas desde entonces, cuando el partido acababa en empate, se pasaba directamente a los lanzamientos desde el punto de penalti para romper las igualadas.
Otra de las cuestiones fundamentales que contempla el reglamento del torneo es el de los criterios para la resolución de empates en los encuentro de la etapa de grupos.
Éstos se establecen según el siguiente orden: número de puntos obtenidos, mejor diferencia de goles, más cantidad de goles, ganador del encuentro entre los equipos igualados y, finalmente, el sorteo.
Si la igualada afectara a equipos que se enfrentan en el último partido del grupo y no se resolviera por los criterios ya establecidos, se procederá al lanzamiento de penaltis para definir la clasificación.
Estos criterios se aplicarán también para la concreción de los dos mejores terceros de cada grupo, que junto a los dos primeros compondrán los ocho equipos que accedan a los cuartos de final de la competición.
También queda establecido que el equipo campeón del torneo recibirá la Copa América y una réplica y al que ocupe el segundo puesto se le entregará la Copa Bolivia. Ambos deberán ser devueltos a la Confederación Sudamericana de Fútbol antes del sorteo de la siguiente edición del torneo.
Cada selección debe afrontar la competición con un total de veintitrés futbolistas que llevarán un dorsal fijo con un número comprendido entre el uno y el 23.
Las delegaciones estarán integradas por treinta personas, de las que 23 serán jugadores y en el banco de suplentes se podrán ubicar en cada encuentro cinco oficiales y los once probables sustitutos de cada equipo.
En el capítulo arbitral habrá un colegiado correspondiente a cada una de las asociaciones nacionales participantes y los que resulten necesarios para actuar como asistentes o cuartos jueces.
Las expulsiones por acumulaciones de amonestaciones serán castigadas con la suspensión por un partido como mínimo, circunstancia que también se cumplirá con las directas, aunque la comisión disciplinaria podría determinar castigos mayores.
Además, como es habitual en este tipo de competiciones, dos jugadores por selección pasarán al final de cada encuentro el correspondientes control antidopaje.
Para la víspera de cada enfrentamiento se fijará una reunión oficial en la que se debatirán los pormenores del encuentro, incluidos los equipajes de los contendientes y el del árbitro y sus asistentes.