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Perú y Colombia reeditan la final de 1975 en Caracas

Parece que fue ayer, pero este viernes, cuando las selecciones de Perú y Colombia vuelven a cruzar sus caminos en la Copa América, ya han pasado 40 años, 7 meses y 17 días desde el 28 de octubre de 1975 en el que la Blanquirroja conquistó en Caracas el título de la trigésima edición de ese torneo al cabo de tres partidos.

Willington Ortiz, cuyo reinado como máxima figura del fútbol colombiano se extendió durante las décadas de los años 70 y 80, hasta que el “Pibe” Carlos Valderrama tomó el testigo, recuerda como si fuera hoy lo que pasó hace casi 14843 días.

“Por reglamento, el tercer partido tenía que jugarse a las 48 horas del segundo para desempatar la final, pero eso solo ocurrió una semana después”, dijo el “Viejo Willy”, como es conocido el hábil exdelantero que el 26 de marzo pasado cumplió 64 años.

El partido de ida de la final de un torneo que ese año no tuvo sede única, pues transcurrió en los estadios de los diez países de la Confederación Sudamericana de Fútbol, se jugó en Bogotá el 16 de octubre y lo ganaron los locales por 1-0 gracias a Ponciano Castro.

Dado que los goles no importaban para definir el título, Perú necesitaba igualar la serie con un triunfo en Lima y lo hizo por 2-0 el 22 de octubre con los goles de Juan Carlos Oblitas y Osvaldo “Cachito” Ramírez.

Se necesitaba un partido de desempate que, según Ortiz, debía jugarse dos días después, pero solo se dio el 28 de octubre.

“En esa época Perú tenía a muchos de sus jugadores en equipos del exterior y la federación peruana necesitó varios días para negociar el préstamo”, explicó quien fue el referente de las selecciones de Colombia en las eliminatorias de los mundiales de Alemania 1974, Argentina 1978, España 1982 y México 1986.

En efecto, los directivos peruanos debieron multiplicarse para negociar con el Barcelona la cesión de Hugo Sotil y con el Porto portugués la de Teófilo Cubillas.

Además, en 1975 la carrera de Juan Carlos Oblitas estuvo dividida entre el Elche español y los Tiburones Rojos mexicanos, la de Héctor Chumpitaz quedó atada al Atlas Guadalajara, Gerónimo Barbadillo comenzó su experiencia en Tigres y el Independiente argentino se hizo con los pases de Percy Rojas y Eleazar Soria.

¿Inocencia de los directivos del fútbol colombiano de la época o demostración de un noble “fair play” al no exigir el cumplimiento del plazo de 48 horas para jugar el tercer partido?

Willington Ortiz se limita a recordar que era peruano el presidente de la centenaria Confederación Sudamericana de Fútbol.

“El presidente de ese momento tenía mucha influencia, no solo en la organización del fútbol peruano, sino en Sudamérica”, añadió.

El peruano Teófilo Salinas fue el octavo de los trece presidentes que ha tenido la Conmebol desde su fundación, el 16 de julio de 1916.

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Ya, en la cancha, la selección que orientaba Marcos Calderón, intimidaba a sus rivales, aunque para el “Viejo Willy” los duelos con Colombia fueron “mano a mano”.

“A diferencia de los partidos muy traumáticos que tuvimos en Paraguay en primera fase, y con Uruguay, en semifinales, con los peruanos no hubo provocaciones o violencia, ni salidas de tono. Hasta hoy soy amigo de muchos de ellos”, manifestó el exjugador de Millonarios, Deportivo Cali y América.

En tiempos en que una victoria daba dos puntos y no tres, Perú superó en la fase de grupos a Chile y Bolivia al cerrar invicto con siete unidades merced a tres triunfos y un empate.

Colombia ganó todos sus compromisos con Paraguay y Ecuador, pero muchos jugadores, y Willington Ortiz en primer lugar, sufrieron con la “ley de la bota” de sus rivales, especialmente en Asunción.

“En Paraguay, además de recibir patadas en la cancha, nos persiguió hasta la policía”, declaró con vivo asombro el escurridizo exdelantero nacido en Tumaco, una población que ha sido cuna de muchos otros talentosos futbolistas.

Unas 30000 personas de tres nacionalidades: 22000 colombianos, 5000 venezolanos y 3000 peruanos, se citaron el 28 de octubre en Caracas para ver el partido decisivo.

Colombianos, venezolanos y peruanos colmaron los graderíos del estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela (UCV), un escenario fundado en 1948 que, si bien no llegó a ser “templo”, como el Maracaná, o “Monumental”, como el de River Plate, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

“Me había lesionado y tenía un problema en el codo que me causaba mucho dolor y dificultades para moverme”, recordó Ortiz.

“Para jugar, me puse un vendaje en el otro codo. No en el que tenía enfermo sino en el bueno, para que en caso de que me halaran, pues tomaran el bueno, no el que tenía malo”, dijo entre risas.

“Fue una muy buena selección”, dijo con nostalgia del grupo de jugadores que ilusionó a todo un país, como no ocurría desde el Mundial de Chile 1962, cuando Colombia rayó la épica al empatar desde atrás 4-4 con la Unión Soviética de la “Araña Negra”, Lev Yashin.

Para infortunio de los colombianos y suerte de los peruanos el “Cholo” Sotil, quien llegó a última hora cedido por el Barcelona para jugar su único partido en Copa América, anotó el gol del encuentro.

“Siempre duele cuando no se gana y más en instancias finales. El partido fue parejo, cerrado. No hubo una superioridad de ellos, les jugamos mano a mano. Llegaron, sí, con más opciones y el gol les bastó”, relató Ortiz con evidente resignación.

EFE
Foto: Depor.pe
Lavinotinto.com

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