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Ocaso sanjuanino

Ante Argentina hubo varios elementos que condicionaron la presentación criolla: un partido fuera de las fechas FIFA de este mes, en medio de un torneo Clausura que entra en la etapa decisiva, con poco tiempo para la preparación y un listado con varios nombres novedosos. Pese a esto, la expectativa de observar a un conjunto con argumentos futbolísticos sólidos estaba presente.

La Vinotinto no es un equipo en conformación. En este marzo de 2011 se puede afirmar que la base de futbolistas que estarán presentes en la cita continental ya está conformada. Y algunos de ellos hicieron acto de presencia en el estreno del estadio Bicentenario. Sin embargo, las piezas no encajaron, como en un rompecabezas que apenas se empieza a armar.

En los primeros pasajes alcanzó con la entereza para oponerse al contrario, pero el temblor inició desde la zaga -como viene siendo habitual en tiempo reciente- y se extendió al resto de las líneas. El elenco albiceleste ganó espacios por los costados y desconcertó a la defensa patria. El tanto de Arismendi fue apenas un respiro, un resplandor lejano dentro de la oscuridad predominante.

Argentina dominó hasta el pitazo final. Cuando quiso bajar el ritmo, dejar de tocar la pelota en el territorio visitante, aflojar la presión y darle espacios a Venezuela, lo hizo. En esos pasajes sólo pocas ráfagas individuales reflejaron a la escuadra patria en suelo sanjuanino. Hubo coraje, aunque ya las ideas habían quedado apartadas al mismo tiempo que el contragolpe redondeó la goleada en contra.

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En el sur, las dificultades que tiene el plantel para asimilar una idea que no se congenia con su concepción originaria del juego se reafirmaron. Una línea de fondo carente de sincronía, un mediocampo teóricamente reforzado con dos hombres de contención y tres ofensivos no pudo ni recuperar ni mantener la posesión y administración de la pelota. El ataque, desamparado.

Buena parte de las deficiencias que mostró el grupo de los jugadores que militan fuera del país también las enseñó el de los que hacen vida en el certamen doméstico. Los próximos retos son Jamaica y México. El entorno está a la espera no sólo de un mejor despliegue en el campo sino también de resultados positivos que se correspondan a éste.

Una vez más, las lecciones que dejó la presentación vinotinto tienen que ser asimiladas de inmediato para enderezar el rumbo. El tiempo es corto, por lo que debe ser aprovechado al máximo. El ocaso de San Juan debe transformarse en un amanecer en Montego Bay, continuar su elevación en la concentración de Estados Unidos y llegar al cenit en La Plata y Salta.

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