Mo Farah levantó rugidos del público con una recta imperial que le condujo en la final de 10.000 a su sexto título en la primera jornada de los Mundiales de atletismo, que puso en marcha la cuenta atrás hacia el adiós definitivo de una leyenda viviente, el jamaicano Usain Bolt.
Doble campeón olímpico y mundial en pruebas de fondo, Farah se colgó la primera medalla de oro en juego con un nuevo destello de superioridad en el último giro para ganar con un tiempo de 26:49.51, por delante del ugandés Joshua Kiprui Cheptegei (26:49.94) y del keniano Paul Tanui (26:50.60).
La nueva victoria de Farah, de 34 años, redondea una racha sin precedentes de 10 títulos consecutivos en grandes competiciones (olímpicas, mundiales y europeas). Y todavía le queda el 5.000 antes de colgar las zapatillas de clavos para dedicarse al maratón.
Cheptegei salió tirando fuerte (2:39.48 el primer mil). El grupo parecía quebrarse, pero, aunque estirado, se recompuso. Farah, en el furgón de cola, ni se inmutaba. Tampoco cuando tomó la cabeza el keniano Geoffrey Kamworor, subcampeón hace dos años, para pasar el segundo mil en 5:25.45, tres segundos más rápido que el primero.
Un griterío en las gradas acompañó, a 15 vueltas del final, el súbito avance de Mo para vigilar a sus rivales ya desde la espalda de los tres primeros.
El keniano Bedan Muchiri lanzó un cambio brusco a punto de llegar al quinto kilómetro en 13:33.77 pero tampoco se alteró el británico, que sólo a falta de cuatro vueltas tomó por vez primera, si quiera brevemente, la cabeza.
Nueve llegaron juntos al último mil. A 700 del final, Farah puso en marcha en mecanismo de las victorias. Ahora sí, tomó el mando y, tras sobreponerse a un tropiezo en el último giro, surgió incontenible en la recta, entre el rugido del público, para ganar en 26:49.53.
Desde que en los Mundiales de Daegu 2011 se le escapó el título de 10.000 por muy poco ante el acelerón postrero del etíope Ibrahim Jeilan, Farah no ha perdido una sola medalla de oro en grandes campeonatos.
Minutos antes de la victoria de Farah, el gran ídolo del atletismo, Usain Bolt, inició con una victoria en la sexta serie de 100 metros y una deslucida marca de 10.07 la inexorable cuenta atrás que le conducirá a la retirada dentro de ocho días.
Si todo transcurre con arreglo a la lógica, le quedan tres carreras. Las semifinales y la final de 100 metros y la final del relevo 4×100.
Bolt apareció relajado, sonriente, en la zona de calentamiento, junto al estadio, acompañado de su colega de entrenamientos Yohan Blake, uno de los que podrían hacerle daño, a juzgar por sus marcas del año: 9.92, tres centésimas más rápido que su ilustre colega.
El estadounidense Christian Coleman, líder mundial con 9.82, dominó la primera serie con un registro de 10.01 pese a correr por la calle ocho. En la segunda se impuso el joven japonés Sani Brown con marca personal (10.05). En la tercera el jamaicano Julian Forte aportó el primer crono sub-10 (9.99, récord personal).
Nada perturbaba la normalidad. El murmullo de desaprobación hacia el estadounidense Justin Gatlin, ganador de la quinta carrera en 10.05, forma parte ya del guión en Gran Bretaña, por su pasado relacionado con el dopaje.
Hasta que Bolt -perilla y bigote- irrumpió en pista para correr la sexta y última serie, y entonces se desató el delirio en las gradas. Ovación atronadora y saludo torero del Relámpago, que se santiguó tres veces, miró al cielo, salió mal de tacos y recuperó el terreno a media recta para vencer en 10.07.
Este sábado, en semifinales, tendrá que ofrecer ya la verdadera medida de sus posibilidades y, si no media un accidente, correrá su último 100. Diez días después su última carrera, la posta final del relevo corto.
“No quiero retirarme perdiendo”, advirtió Bolt en la multitudinaria rueda de prensa que precedió a los campeonatos. Suele cumplir su palabra. El canadiense Donovan Bailey, antiguo plusmarquista mundial de 100 metros, advierte que apostar contra Bolt no es una jugada inteligente.
EFE
Lavinotinto.com