Lionel Messi y Javier Pastore reactivaron la capacidad anotadora de Argentina, reflejada este martes en la goleada por 6-1 a Paraguay y contribuyeron a que su selección llegue embalada a la final de la Copa América, este sábado con Chile.
Los cuatro goles en otros tantos partidos que la Albiceleste contaba eran una preocupación, hasta que Messi y Pastore se asociaron para mostrar el camino del gol. En 90 minutos Argentina sumó ayer en Concepción más anotaciones que en los anteriores 360.
Tres asistencias de Messi, en los dos primeros y el último gol, y un gol y dos asistencias de Pastore reflejan la influencia de ambos.
Ángel di María, con dos tantos y una asistencia, fue el tercer vértice de la sociedad.
Aunque Messi y Pastore perdieron muchos balones (15 y 14, respectivamente), ambos lideraron el apartado de ocasiones creadas.
Pastore dio dos pases en profundidad, siempre difíciles y cruciales para romper defensas. El primero coronado en el sensacional tercer tanto hecho por Di María a los 47 minutos.
Martino ha elogiado al medio del París Saint Germain francés, al que recuperó para la Albiceleste después de que Alejandro Sabella lo descartó para el Mundial del 2014.
Aunque Messi tenga aún como socio principal a Di María, a quien dio diez pases, Pastore ha ganado peso. Recibió de Messi siete.
El juego de Argentina se convirtió así en menos dependiente de la producción de Messi, que en los anteriores partidos de la Copa América había reculado para buscar el balón en zonas que eran del radio de acción de Pastore.
Que Lionel Messi, ya con 102 partidos internacionales y 46 goles, haya anotado solo una vez en el torneo, y de penalti, no parece preocupar ni a Martino ni al propio jugador.
“Tres asistencias que terminan en gol, no hay ningún problema. No lo veo preocupado, lo veo feliz. No necesita ser el goleador del equipo para ser feliz”, aclaró el seleccionador argentino.
De hecho, Messi acumula ya 30 asistencias desde que debutó hace diez años en la selección absoluta.
Argentina se prepara para encarar su segunda final en un gran torneo en menos de un año. En julio pasado cayó por 1-0 en la del Mundial de Brasil ante Alemania.
Será el sábado en Santiago ante los anfitriones, que buscan su primer título de Copa América.
“Vamos a jugar una final, no una guerra. Somos países hermanos”, afirmó Javier Mascherano, interesado en bajar tensión a la final.
Mascherano, Messi y Sergio Agüero corrían el riesgo de perderse el siguiente partido si hubieran recibido otra tarjeta amarilla.
Un triunfo de Argentina le permitiría igualar los quince títulos de Copa América de Uruguay y romper, de paso, una sequía de 22 años.
Argentina ganó por última vez la Copa América en 1993.
“Ganar la Copa sería redondear algo espectacular. Deseo muchísimo ganar algo con la Selección”, aseveró Messi.
EFE
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