El fraude fiscal del que está acusado la estrella argentina Lionel Messi es un ejemplo caricaturesco del amateurismo de algunos deportistas, especialmente los futbolistas, en la gestión de sus ingresos, especialmente los relacionados con su imagen.
Cuando otros deportistas con altos salarios, como tenistas, golfistas o pilotos de Fórmula 1, tienen libertad para elegir su residencia fiscal, los jugadores de fútbol están obligados a pagar sus impuestos en el país del club en el que juegan.
De ahí una «externalización» – fraudulenta o no- casi sistemática en países con fuerte carga impositiva.
El jugador del Barcelona y su padre están acusados por la justicia española de haber evadido de manera artificiosa más de cuatro millones de euros de ingresos relacionados con la explotación de su imagen, entre 2007 y 2009.
Esta práctica puede ser legal cuando se hace a través de verdaderas sociedades de gestión de imagen.
«Muchos los gestionan de manera externalizada hacia países de la Unión europea con una fiscalidad atractiva, como Holanda y Luxemburgo, con arsenales legislativos y fiscales legales», explicó Didier Poulmaire, abogado especializado en la gestión de derechos de imagen de deportistas.
«Pero en el fútbol, se valen a menudo de empresas fantasma sin existencia operativa, y eso es un fraude», precisó.
Empresas fantasma en Belice y Uruguay
En el caso de Messi, las empresas incriminadas se encuentran radicadas presuntamente en Belice y Uruguay. «Es bastante sencillo comprobar si una sociedad es instrumental» con el único objetivo de emitir facturas para cobrar derechos de autor y no salarios fuertemente tasados, explicó el especialista.
«Es increíble de qué manera se daña su imagen con un fraude fiscal muy básico», recrimina el abogado. «Esto demuestra que el fútbol está a mil leguas de ser un sector económico profesional».
En la liga francesa, son muy pocos los jugadores y clubes que utilizan todas las posibilidades ofrecidas legalmente en la gestión de los derechos de imagen, mientras que los salarios están muy fuertemente tasados.
En su corta estancia en Francia, el inglés David Beckham llevó al máximo el mecanismo, beneficiándose de la valoración de sus derechos de imagen, pagando pocos impuestos, y cediendo la totalidad de su salario, altamente tasado, a organizaciones caritativas.
En general, la gestión de la imagen de los deportistas es una ingeniería balbuciente en Europa, al contrario de los que sucede en Estados Unidos. Además, generalmente los deportistas dejan esas cuestiones a personas de su entorno familiar, poco acostumbrados a esos mecanismos legales y fácilmente influenciables por consejeros deshonestos.
Salarios netos… para los jugadores
Un abogado fiscalista considera que muchos jugadores extranjeros en Francia negocian con sus clubes cobrar la totalidad o una parte de sus sueldos en el extranjero «para que de alguna manera no se les considere como residente fiscal francés», pero se ha revelado como un método cada vez más arriesgado, vista la jurisprudencia de los últimos años que ha acabado persiguiendo a un buen número de defraudadores.
Finalmente, la mayor parte de las estrellas exigen a sus clubes salarios libres de impuestos, con lo que las entidades deportivas acaban pagando tres o cuatro veces más del salario anunciado para mantener o atraer a las vedettes.
«Por facilidad y desconocimiento en Francia, se tiende a focalizar todo en los salarios. Al no valorar los derechos de imagen, estamos negando su potencial importancia», criticó Poulmaire.
«Pero atención, no se puede apostar todo sobre estos derechos. Hay que justificarlos por una notoriedad o un trabajo» y no buscar cobrar los derechos de imagen de un Messi con un salario de un jugador de segunda división», explicó.
Por AFP
Foto: LLUIS GENE / AFP
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