Los años se le notan por las arrugas alrededor de sus ojos, pero aunque ha perdido la frescura de la juventud, Martina Hingis conserva intacta su sonrisa sensual, y el deseo de seguir jugando tenis, aunque por ahora el regreso ha sido más bien gris.
La suiza, que a los 32 años intenta una segunda vuelta al deporte que la hizo rica, famosa y mimada por multitudes, sufrió dos derrotas el viernes en el Abierto de Estados Unidos de tenis.
Su regreso a las canchas de Flushing Meadows, donde se coronó reina en 1998, estuvo marcado por el fuerte aplauso del público, y el hecho incontrastable de que el cuerpo no le responde ya como quisiera.
De pareja con la eslovaca Daniela Hantuchova, fue superada en primera ronda del doble femenino por la dupla italiana de Roberta Vinci y Sara Errani, las número 1 del mundo, con parciales de 6-3, 7-5.
Una hora después recibió otro batacazo, cuando en el doble mixto junto a Mahesh Bhupathi perdió 7-6 (7/5), 7-6 (7/5) frente a la taiwanesa Chan Yung-Jan y el sueco Robert Lindstedt.
“Me ayudaría a ganar la confianza si ganamos algunos partidos”, dijo la suiza. “Tal vez la superficie dura no es la mejor para un regreso. Durante ocho semanas he estado jugando, sintiéndome bien en lo emocional, pero mi cuerpo me grita: ‘¿que me estás haciendo?'”.
Sus ojos grises sonríen con picardía cuando un reportero le dice que el sueco Lindstedt la había elogiado por la fuerza y calidad de sus golpes, varios de ellos como en sus mejores años.
“Gracias. Ya tengo un fan más”, responde. “No tengo ningún problema con la velocidad del juego. Errani es la quinta mundial y yo estuve de tú a tú con ella. Mi único problema está en el servicio, porque me duele el pie de apoyo y no puedo sacar bien”, dijo.
Exnúmero uno del mundo, Hingis jugó en uno de los escenarios de sus grandes momentos, con un título en 1997 ante Venus Williams, dos finales y tres semifinales.
Empero, reiteró que no tiene intenciones de regresar al tenis de singles, pero si seguir probando suerte en dobles.
“No creo que regrese al individual. Si ahora tengo problemas para cubrir la mitad del campo, cuando sea toda la cancha sería otra cosa”, reconoció con absoluta sinceridad.
Este verano, Hingis y Hantuchova han tenido resultados mixtos en el cemento de América del Norte, con tres victorias y cinco derrotas.
“Sigo intentándolo. Tal vez tome un descanso antes de la gira por Tokio y Pekín, pero el tenis es mi vida”, añadió.
Hingis había puesto fin a su carrera por primera vez en 2003 a los 22 años, debido a repetidas lesiones. Regresó al circuito en 2006, pero de nuevo tiró la toalla en noviembre de 2007 tras dar positivo por cocaína en Wimbledon en un control de dopaje, algo de lo que siempre se ha declarado inocente.
AFP
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