Perder pesa. Perder en el primer partido de las eliminatorias, pesa. Perder con el clásico rival, también. Pero es más difícil de digerir cuando la derrota va acompañada de un rendimiento alejado de lo esperado.
La nueva Vinotinto tenía apenas tres días de entrenamientos, con un contexto de los más rocambolescos de los últimos tiempos. Sin embargo, los pergaminos de cuerpo técnico y jugadores invitaban a plantarle cara a Colombia.
Y esto no ocurrió hasta que al cuadro del vecino país le pareció apropiado que el onceno criollo lo hiciese, ya en el segundo tiempo, con la victoria sentenciada. Esos minutos fueron de posesión del balón, aunque sin profundidad.
La primera convocatoria de la historia sin jugadores del torneo venezolano, con diez titulares que juegan en Europa, no se encontró en Barranquilla. En el primer tiempo, los costados fueron vía de paso para el dueño de casa, que demostró pegada en cada llegada.
Los nombres propios eran de los de amarillo. Los de blanco con vinotinto no estaban cómodos en el campo y no se atrevieron a romper el desorden. Las variantes no trajeron grandes soluciones, desde un banquillo resentido por ausencias y arribos sobre la hora a la concentración.
Para el primer técnico extranjero de la Vinotinto en lo que va de siglo llegó la hora de empezar los ajustes. Contra Paraguay corresponderá buscar rápidas soluciones futbolísticas con los hombres que están a disposición y lo que no se pudo mostrar este viernes.
Desde los próximos días en Mérida deberán acentuarse los ajustes. Los nuevos aires tendrán que significar una regeneración en el juego y en nuevos apellidos. Las eliminatorias apenas empiezan, luego podría ser muy tarde.
Javier Rivera
Foto: EFE
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