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Llovera va por el sueño de cumplir con el desafío del Dakar

Su buggy adaptado marcha penúltimo en la clasificación general, pero nadie puede borrarle la sonrisa al andorrano Albert Llovera, que está apenas a dos etapas de cumplir con su gran objetivo: terminar la exigente prueba del Dakar.

Con curaciones diarias para permitirle afrontar cada etapa para salir de su silla de ruedas y afrontar, junto con el catalán Alex Haro, el exigente trazado de este 2015 con las inclemencias climáticas, la altura, las dunas y todo obstáculo que se le ponga por delante.

«Estamos intentando cerrarlo todo. Justo hace un año me quedé ahí en las puertas. Igual no voy pensando ni en agobiarme en terminar sino en pasar cada etapa», le cuenta a Efe el andorrano, que busca completar aquel gran objetivo que le quedó truncado en el desafío africano 2007 o el año pasado en tierras sudamericanas.

«No ha sido nada fácil este Dakar. Ya lo pasamos mal desde el principio porque la segunda etapa marcó mucho la parte física y anímica de casi todos los pilotos. Fue brutal y no fue equiparable con ningún entrenamiento ‘de cubo’ tan extremo. Me fundí todo anímica y físicamente, pero cuando la terminé acabé súper contento. Y llegué para cenar», recuerda de la exigente etapa que unió Villa Carlos Paz y San Juan.

Con respecto a la excursión a Bolivia y la altitud, Llovera recuerda una jornada de extrema exigencia: «En Bolivia lo pasé muy mal porque nos cogió la tormenta gruesa y tuve que cruzar seis veces ríos de más de medio metro. Llegué a Uyuni totalmente mojado y con los pies helados, que no me daba ni cuenta. Cuando me bajé del coche me encontré un poco mal y terminé con las piernas blancas y las uñas a punto de saltar».

A falta de dos especiales, el buggy sólo falló los últimos dos días al contacto por el agua, pero el andorrano sonríe y confía en poder llegar a la rampa de Buenos Aires.

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«El auto va muy bien. No es un top pero aguanta bastante bien. Cuando le exiges un poco más empieza a sufrir pero es un coche de mantenimiento muy bueno y corre mucho. Yo prefiero esto que un cuatro ruedas motrices. Es muy divertido de conducir, con cambio secuencial y frena muy bien. Yo pediría un chasis un pelín más grande», analiza.

En tiempo de poner en valor, destaca mucho el cariño que recibe de la gente en esta prueba: «Igual no todo el Dakar es igual porque, por ejemplo, Argentina es un poco más caliente que Argentina y en Bolivia son muy cariñosos. Yo que tuve la gran suerte de correr en África puedo comparar y a mi me gusta más correr en Sudamérica».

Albert Llovera acude diariamente a la clínica médica itinerante de cada campamento para las curaciones, además tampoco quiere privilegios y hasta ahora ha dormido todos los días en una tienda adaptada.

«Venir y poder cerrar el proyecto para terminar el Dakar ya fue importante. Porque llegué súper nervioso a Buenos Aires, justo de tiempo y sin rodar otra vez. No tengo mucha calidad de vida en hacerlo todo a las apuradas, además en el vivac la paso muy mal», reflexiona sobre la posibilidad de regresar en 2016.

«Me genera mucha alegría poder culminar el Dakar y cumplir otro sueño. El año pasado me quedé a tres días pero me fui muy contento y con buen sabor de boca. Ahora lo he dado todo y si lo termino será una cosa más para mi currículum en tres Dakares», se ilusiona mientras mira al cielo como buscando un guiño cómplice que le asegure no tener problemas en los dos días de competencia que restan.

La cabeza de Albert Llovera siempre busca nuevos desafíos como los Juegos Olímpicos de Invierno, baloncesto paralímpico, el automovilismo tanto de rallys como de velocidad, hasta los trabajos especiales con la NASA.

«No me puse a pensar el siguiente desafío. Si lo termino la siguiente será ir a por un resultado. Las tonterías siempre me las pongo yo pero intentaré primero disfrutar que lo he terminado», finaliza.

EFE
Lavinotinto.com

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