El sueño de gloria de selecciones con posibilidades y ambiciones como Colombia, Uruguay y sobre todo Brasil se ha visto truncado en buena parte por problemas físicos de jugadores determinantes como James Rodríguez, Edinson Cavani y la suspensión de Casemiro.
El conjunto de José Pekerman se despidió del torneo en los octavos de final al caer ante Inglaterra sin la participación de su gran estrella, el mediocampista del Bayern James, que no pudo jugar por lesión.
El equipo de Oscar Washington Tabárez acabó su participación una ronda después, en los cuartos de final, también por problemas físicos, sin uno de sus dos principales figuras como Cavani.
Y así mismo Brasil echó en falta en los cuartos de final, en este caso por sanción por acumulación de tarjetas amarillas, al mediocampista Casemiro, titular indiscutible y factor clave para encontrar el equilibrio.
Cuatro años atrás, en Brasil 2014, James vivió un torneo de ensueño. Lideró a una Colombia rutilante e incluso acabó como máximo artillero del torneo, lo que le hizo “ganarse” el fichaje por el Real Madrid.
En Rusia, ya como jugador del Bayern Múnich alemán, la situación ha sido muy diferente por su situación física, que le ha impedido rendir a plenitud e incluso en los momentos decisivos, como en el encuentro ante Inglaterra, ni siquiera pudo estar en el banquillo.
James es una figura insustituible en el conjunto de Pekerman, por lo futbolístico y por lo anímico. A los problemas físicos iniciales se le añadió una lesión en el partido contra Senegal que le impidió estar en el decisivo encuentro de octavos ante Inglaterra en el estadio Spartak de Moscú.
Sufrió desde detrás del banquillo, celebró el tanto salvador in extremis de Yerry Mina y quedó destrozado tras la tanda de penales que significó el k.o. del conjunto colombiano, que echó en falta su presencia.
“Nos faltó un jugador clave en la selección. Es el jugador que más importancia ha tenido en la creación y la definición del equipo”, reconoció tras el partido Pekerman.
A Uruguay se le torció su recto camino en los cuartos de final. Un problema en el gemelo izquierdo obligó a Cavani a abandonar el partido de octavos de final ante Portugal después de haber marcado los dos tantos que significaron el triunfo.
El delantero del París Saint Germain es igualmente insustituible. Junto a Luis Suárez forman una pareja letal, por trabajo, calidad y pegada.
Sin su participación en los cuartos frente a la potente Francia la Celeste fue otra. Christian Stuani, su relevo, se fajó y luchó como el que más, pero el factor intimidación, el peso y el poso de Cavani no lo tuvo el bloque de Tabárez justo cuando más lo necesitaba.
“La baja de Cavani ha sido esencial para nosotros por la clase de jugador que es”, admitió Luis Suárez tras concluir el partido en Nizhny Novgorod.
Brasil corrió el mismo destino sin su eje en la medular, Casemiro. El madridista se había ganado en todo el proceso hacia Rusia y en el Mundial el derecho a ser indiscutible y absolutamente clave en el esquema de Tite.
El jugador paulista era el escudero de todo el armazón, el hombre encargado de dar equilibrio a un conjunto con magia hacia adelante para evitar problemas innecesarios atrás.
Casemiro había cumplido a la perfección. Brasil navegaba por el Mundial con cierta solvencia y autoridad. Contundente y brillante por momentos en ataque y firme en la faceta defensiva. Con su presencia en el campo la Canarinha había encajado tan solo un gol.
Pero las dos tarjetas que vio, en el primer encuentro ante Suiza, y en octavos ante México, le impidieron estar en los cuartos ante Bélgica. Y Tite y su armada lo echaron en falta. En los primeros 45 minutos los Diablos Rojos ya habían marcado dos tantos -a la postre decisivos-. Fernandinho lo intentó, pero estuvo a años luz de la prestación de Casemiro. Brasil lo pago y el sueño del “hexa” voló.
EFE
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