Entre la Copa América de Uruguay 1967, debut de Venezuela en el torneo, y Perú 2004, la selección venezolana solo ganó un partido de 45 posibles. En las últimas cinco ediciones, de 2007 a 2019, solo en una faltó a los cuartos de final. Es el paso al frente de la Vinotinto.
De esa selección, benjamín de la Conmebol, que disputó su primer partido contra Chile en el estadio Centenario de Montevideo con las camisetas del Peñarol debido a que su indumentaria y la de la selección chilena eran similares en un partido en el que cayó por 2-0, a la actual Vinotinto que se clasificó a cuartos de final ayer con un autoritario 1-3 a Bolivia, media un salto de gigante.
Casi 40 años de letargo en la Copa América, con solo un triunfo –precisamente en Uruguay 1967 con un 3-0 a Bolivia, dos goles de Antonio Ravelo y uno de Rafael Santana-, 7 empates y 37 derrotas, tocaron a su fin con la edición que la propia Venezuela acogió en 2007 en su país.
En casa, con los Juan Arango, Giancarlo Maldonado, Miguel Mea Vitali y compañía, la Vinotinto alcanzó por primera vez en su historia los cuartos de final, en los que cayó 1-4 contra Uruguay; y puso las bases para un cambio profundo en el fútbol venezolano.
Un crecimiento que prosiguió en Argentina 2011, donde llegó a las semifinales, en las que quedó apeada por Paraguay en los lanzamientos de penal, con un equipo en el que ya figuraban protagonistas de la actual selección, como el lateral Roberto Rosales, el delantero José Salomón Rondón o el mediocampista Luis Manuel Seijas.
El ciclo solo se interrumpió en Chile 2015, donde Venezuela cayó en la fase de grupos, ya que en la Copa América Centenario de 2016 la Vinotinto volvió a colocarse entre los mejores ocho del continente, detenida en aquella ocasión por Argentina, con un inapelable 4-1.
Por todo esto, a nadie debe sorprender que Venezuela fuera capaz en este grupo A de la Copa América 2019 de hacer frente a la anfitriona, Brasil, aguantándole un 0-0 con el auxilio del videoarbitraje, y se clasificara con un brillante 1-3 ante Bolivia en el estadio Mineirao de Belo Horizonte.
Y, de la misma forma, nadie puede negarle a esta Vinotinto, reforzada por la plenitud de sus piezas clave -Tomás Rincón, José Salomón Rondón, Roberto Rosales, Darwin Machís, Junior Moreno- y la insultante juventud de otras -Wuilker Fariñez, Ronald Hernández, Jefferson Savarino, Yangel Herrera-, su derecho a soñar.
“Estamos preparados, pensamos en llegar hasta lo último, nuestra cabeza está en este ciclo jugar una final”, señaló el héroe de la tarde en el Mineirao, Darwin Machís, autor del gol más rápido de la Copa América en el siglo, en 75 segundos, y de un chutazo imparable en la segunda mitad que sentenció el encuentro.
“Cada equipo que viene aquí tiene un compromiso, nosotros esperamos estar en la final y ser campeones“, agregó el guardameta Wuilker Fariñez, quien a sus 21 años está llamando a la puerta de los grandes clubes europeos tras su gran actuación en el torneo.
Cinceló las aspiraciones venezolanas el seleccionador Rafael Dudamel, en la rueda de prensa posterior al encuentro: “Hemos demostrado que tenemos nuestros argumentos y nuestros méritos. Vinimos a jugar seis partidos, ya llevamos tres y vamos a trabajar para superar el cuarto”, sostuvo el exportero.
De pasar 40 años con un solo triunfo, a encadenar un ciclo de doce instalado entre los ocho mejores de América, el paso adelante de Venezuela es innegable.
Como lo fue también este sábado sobre el césped ante Bolivia, donde tuvo que adoptar un rol protagonista sobre el campo, a diferencia de los encuentros anteriores ante Perú y Brasil, ambos acabados con 0-0 y con una Vinotinto dispuesta a esperar a su rival para buscar el contragolpe.
En este cambio fue clave un hombre: Juan Pablo Añor, que dirigió las operaciones e inició la jugada que condujo al primer gol en menos de dos minutos.
“El planteamiento era buscar al rival, tener más la pelota que en los otros partidos y así fue, se planteó de esa manera y creo que el equipo hizo un partido completo”, analizó Añor tras el encuentro.
Su papel fue elogiado por su entrenador, que calificó su trabajo ofensivo como “impecable”. “Yo quería con Juan Pablo generar un juego bien creado desde nuestra zona medular, que pudiera sacar la pelota limpia, y lo ha hecho muy bien”, aseguró Dudamel.
Logrado el pase a cuartos, Venezuela espera rival, que saldrá del segundo del grupo B, una plaza a la que aspiran Argentina, Paraguay y Catar. En dos de los tres casos habrá posibilidad de venganza: de la Albiceleste respecto a los cuartos de 2016, de la Albirroja en cuanto a la semifinal de 2011.
Sea quien sea, Venezuela ya ha dado su paso al frente. A la Copa América han venido a jugar seis partidos, y no les importa su rival en el cuarto. Todo será aprendizaje de cara a su verdadero horizonte: Catar 2022, y la expectativa de alcanzar el primer Mundial de la historia de la Vinotinto.
EFE
Lavinotinto.com