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La madurez de Andreína Pinto

A los 22 años, la venezolana Andreína Pinto es una de las mejores nadadoras de larga distancia del mundo y, al reflexionar sobre ello, asegura que parte de eso se lo debe a los dolores soportados por más de 10 años.

“Los dolores son importantes, les agradezco porque gracias a ellos cuando uno logra el objetivo siente más satisfacción”, aseguró a EFE la deportista, una de las cabezas de la delegación de su país en los Juegos Sudamericanos de Santiago de Chile.

Con unos ojos verdes hermosos que combinan bien con su piel canela, Andreína podría competir por el premio inexistente a la nadadora más atractiva de los Sudamericanos; sin embargo, su apuesta ha sido otra, ser recordada por las proezas en la piscina.

“He llegado a Santiago con madurez y este ciclo olímpico lo estoy haciendo con todo porque puede ser el último y quiero nadar en cada competencia como si no la fuera a repetir”, dice.

En la jornada inaugural de los Juegos de Santiago, Pinto ganó con comodidad la prueba de los 400 metros estilo libre y unos minutos después fue la figura del relevo 4×200 metros libre, al saltar a la piscina en el tercer lugar, descontar una diferencia grande y poner a Venezuela en el segundo puesto.

“Mi meta es ser medallista olímpica y Mundial, el año pasado estuve cerca con el quinto lugar en los Mundiales de Barcelona, allí comprobé que estoy cerca pero eso no me garantiza nada para el futuro, así que me queda trabajar”, asevera la candidata al título en 200, 800 y 1500 metros libre y 200 mariposa.

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La deportista originaria de Maracay estudia nutrición en Universidad de La Florida, donde se entrena bajo las órdenes del campeón olímpico surinamés Anthony Nesty y del estadounidense Greg Troy, quienes la han colocado como una de las mejores nadadoras de América, con posibilidades de alcanzar un podio en las “Grandes Ligas”.

A veces madruga con dolores y así debe irse a darlo todo en el entrenamiento, pero no se queja porque, según ella, el camino a su meta tiene pocas bajadas y le queda poco tiempo para lograr su propósito.

“Mi sueño es montarme en un podio olímpico y en un Mundial y no me están permitidos los lujos. Nada de perderme un día de entrenamientos porque el fondo se pierde rápido. Practicar deportes es un estilo de vida y al final te da muchas cosas buenas”, señala la competidora que se ha perdido las fiestas de las chicas de su edad, pero las ha canjeado por medallas.

Este año estará en las principales competiciones para no perder el roce contra las mejores y en noviembre apostará a ser la reina de la natación de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, México, donde buscará por lo menos igualar las siete preseas de Mayagüez 2010, cinco de ellas de oro.

“A Veracruz llegaré bien y daré todo, si quiero ser de las mejores del mundo, necesito antes ganar competencias regionales y del continente; es mi apuesta hasta que llegue el Mundial del año que viene”, asegura.

EFE
Lavinotinto.com

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