La Federación Griega de Fútbol (EPO) comunicó que la final de la Copa nacional, que debía jugarse el sábado entre el Olympiacos y el AEK Atenas y fue aplazada por razones de seguridad, se disputará el 15 de mayo.
En una reunión de emergencia de la EPO se decidió esta fecha, según el comunicado de la federación, por ser la única “disponible” que permitía a los equipos griegos jugar la fases previas de clasificación para las competiciones europeas de la próxima temporada.
El comunicado además especifica que el partido se jugará en las mismas condiciones, es decir, a puerta cerrada y en el mismo estadio, el Estadio Olímpico (OAKA), en las que estaba prevista.
El ministro de Deportes griego, Stavros Kondonís, tomó la decisión de aplazar la final el viernes a propuesta del jefe de la policía de la región de la capital griega, que aseguró en una carta que adolecía de escasez de agentes para mantener el orden en un partido previsto en plenas movilizaciones de los sindicatos, que llevaron a cabo un huelga general de 48 horas y diversas manifestaciones, y con tal “enemistad entre los hinchas de los dos clubes”.
El fútbol griego se está viendo muy afectado por la violencia de los hinchas, invasiones de campo, denuncias de manipulación de partidos y la falta de confianza crónica en los árbitros.
A comienzos de marzo, Kondonís suspendió la Copa de fútbol tras los enfrentamientos registrados durante la semifinal entre el PAOK Salónica y Olimpiacos, una decisión similar a la que tomó el año pasado al suspender durante varias semanas todas las competiciones nacionales a causa de incidentes que impidieron que se celebrase el clásico griego entre Olimpiacos y Panathinaikos.
La suspensión de la Copa en marzo provocó la reacción de la Federación de Fútbol Griega (EPO) y de la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA), que amenazó con la exclusión de todos los clubes y selecciones griegos de las competiciones internacionales.
El 12 de abril se llegó a un acuerdo entre el Gobierno y la FIFA que preveía que la EPO armonizaría su estatuto con los de la FIFA y examinaría con máxima prioridad los casos pendientes de corrupción.
Además se pactó que la final de la Copa se celebraría a puerta cerrada y con árbitros internacionales.
Según los medios locales, Kondonís consideró la designación por parte de la EPO de dos jueces de línea no internacionales para la final de la Copa como una violación del acuerdo para reiniciar la competición.
EFE
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