La Francia de Yannick Noah y la Croacia de Marin Cilic miden sus raquetas a partir de este viernes sobre la tierra batida y bajo techo del estadio Pierre Mouroy de Lille, en busca de la última ensaladera en su formato tradicional, antes de que el año próximo la Copa Davis inaugure su nuevo formato.
Mientras que Francia busca renovar el título y marcar así con su impronta una competición que ganó en diez ocasiones (Estados Unidos lidera el ránking con 32), Croacia persigue su segundo título, tras el logrado en 2005, y después de haber perdido contra Argentina la final de 2016.
Para Noah sería su cuarta victoria como capitán (puesto del que se despide después de la final), tras las de 1991, 1996 y 2017, lo que le igualaría con el australiano Neale Frase (1973, 1977, 1983 y 1986) y el croata Niki Pilic, que ganó tres con Alemania (1988, 1989 y 1993) y la de 2005.
Además, Francia entraría en el exclusivo club de las naciones que lograron conservar la ensaladera, junto a Estados Unidos, Suecia, Alemania, España y la República Checa.
El capitán, quien en su país se ganó la fama de mago de la Davis, apuesta por Lucas Pouille, Jéremy Chardy y Jo-Wilfried Tsonga para lograrlo.
El último, ausente durante buena parte de la temporada por lesión, es la auténtica incógnita, puesto que, pese a tener el mayor potencial de entre las raquetas francesas, es quien despierta más incertidumbre por su estado físico.
En los días previos a la competición tuvo incluso que abandonar algún entrenamiento con molestias, lo que puede mantenerle entre algodones y convertirse en el arma definitiva si el domingo es decisivo.
El capitán francés no pudo contar con dos de sus bazas principales, Richard Gasquet y Gael Monfils, ambos lesionados, y no convocó a Gilles Simon, el jugador con mejor ránking pero que no parece contar para Noah, y Benoit Paire, convocado por vez primera frente a España en semifinales.
Noah apostó fuerte por la superficie, la tierra batida en la que Francia perdió las cuatro finales que disputó, 1982 contra Estados Unidos, 1999 frente a Australia, 2002 contra Rusia y 2014 frente a Suiza.
Consciente de que los individuales croatas son, en el ránking, superiores a los suyos, el capitán francés considera que en el polvo de ladrillo la distancia es menor.
Además, tanto Cilic, séptimo del mundo, como Borna Coric (12), la otra gran baza croata, llegan a Lille desde las Finales ATP de Londres, disputada sobre superficie dura, lo que les obligará a una rápida adaptación.
Más tiempo tuvieron los Pouille (32), Chardy (40) y Tsonga (259) para conocer un terreno en el que, además, contarán con 27.000 almas alentándoles desde la grada, un récord para este deporte.
Por la categoría de sus individuales, Croacia, capitaneada desde 2012 por Zeljko Krajan, parte como favorita, una postura incómoda para una nación que se convirtió en la primera en levantar la ensaladera sin ser cabeza de serie.
Su principal baza es un Cilic en uno de los mejores momentos de su carrera, convertido en el mejor croata en la competición de todos los tiempos por delante de Ivan Ljubicic y Goran Ivanisevic.
A sus 30 años, el ganador del Abierto de Estados Unidos de 2014, finalista de Wimbledon en 2017 y del pasado Abierto de Australia, estará respaldado por un Coric que solo ha perdido un partido este año en Copa Davis.
Especial importancia cobrará el doble en la eliminatoria. Francia cuenta con su pareja formada por Pierre-Hugues Herbert y Nicolas Mahut, vencedores del pasado Roland Garros y finalistas en Londres.
Pero Croacia no se queda atrás en ese ejercicio. Mate Pavic, que formará pareja con Ivan Dodig, llegó a la final del Grand Slam de tierra batida junto al austríaco Oliver Marach. Este jueves, será el sorteo en el estadio Pierre Mauroy.
EFE
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