La de Fernando Amorebieta y Venezuela es una de esas improbables historias de amor que sólo se pueden vivir gracias al fútbol. El defensa central de la Vinotinto se ha convertido en héroe nacional tras su fundamental gol en el triunfo histórico ante Argentina. Y pensar que hace tan sólo unos cuantos meses, su nombre era coreado en la ciudad española de Bilbao y prácticamente desconocido en su tierra natal.
Aún con el recuerdo de ese tanto fresco en su memoria, y las emociones corriendo a flor de piel, el futbolista se dio tiempo de charlar en exclusiva con FIFA.com sobre su situación actual, pero también sobre las posibilidades de hacer historia con el equipo venezolano, y clasificarlo por primera vez a una Copa Mundial de la FIFA.
Una historia que contar
Cuando se habla con Amorebieta, rápidamente se puede detectar el seseo y el acento habitual de los habitantes del País Vasco español. A fin de cuentas, salvo por los primeros dos años, el futbolista ha pasado el resto de su vida en Bilbao. Y, pese a todo, se siente tan venezolano como cualquiera de sus compañeros. Por supuesto, hay una explicación racional a la dualidad en los orígenes de Amorebieta. Y es el propio jugador quien la detalla con toda claridad.
“Mis padres son vascos, lo que sucede es que mi padre era jugador profesional de pelota vasca (ndlr:una especie de frontón, muy popular en Euskadi). Por ello, mi familia primero vivió en Estados Unidos y después se mudó a Venezuela, donde yo nací”, explica Fernando, aunque luego matiza: “En realidad, yo sólo pasé dos años y medio en el país, porque después mi madre decidió volver”.
Así, el joven futbolista pasó su infancia y adolescencia alejado de su país natal, con las pocas referencias que le daba su hermano mayor, que recordaba un poco más la vida en el país de las arepas y el pabellón. “No tengo memoria de esos años. Hasta antes de estas experiencias recientes, sólo había vuelto una vez al país, con la selección de Euskadi para un partido, pero fue por un lapso muy breve”, confiesa.
Con todo, en términos futbolísticos, Amorebieta nunca tuvo dudas. “Desde el principio quería jugar con Venezuela, desde que tenía 20 años hablé con César Farías, el actual técnico, que todavía no tenía ese cargo, pero trabajaba con la Federación, y yo siempre le dije que me gustaría jugar con la Vinotinto”, revela el defensor central.
Sin embargo, como en las buenas novelas, la historia de amor entre el jugador y Venezuela debió sobrevivir infinidad de obstáculos. “Había disputado algunos partidos en selecciones menores españolas, y en aquel entonces, las reglas me impedían cambiar de camiseta nacional. Pasó el tiempo, y me convocaron a la absoluta de España. Como sólo podía jugar ahí, acepté, pero no fui utilizado. Unos meses después cambió la normativa, y de nuevo César Farías me llamó; pero ahora era mi club el que no me dejaba ir. Por fin, tras todos estos años, pude cumplir ese deseo que tenía desde hace tanto tiempo”, explica aliviado.
Ese gol inolvidable
Tras todas esas peripecias, el encuentro de los dos amantes no pudo ser mejor. En su primer encuentro oficial, Fernando marcó el gol con el que la Vinotinto derrotó a Argentina por primera vez en su historia y el defensor aún se emociona al relatar su tanto. “Antes de que llegara el centro mi idea era situarme en posición peligrosa; después vi que venía el balón y sabía que tenía que anticiparme a la marca de (Marcos) Rojo. Lo hice, pero la verdad no sé ni cómo rematé ni cómo entró al marco. Sólo recuerdo la explosión de la gente y las ganas de correr a celebrarlo”.
Curiosamente, el partido en Caracas fue la primera experiencia “sudamericana” del defensor, que describe sus sensaciones antes y después del partido. “Al principio estaba un poco nervioso porque había muchísima gente en la tribuna. Temía no hacer las cosas bien porque realmente quería que los aficionados estuvieran seguros de que iba a darlo todo por ellos. Por suerte salió todo bien, ¡al día siguiente mi twitter estaba lleno de agradecimientos!”.
Para concluir, Amorebieta habla del gran objetivo Vinotinto: el boleto a Brasil 2014. ¿Confianza? Toda ¿Ilusión? Aún más. “El objetivo es claro, clasificarse para el Mundial, estamos capacitados para ello, somos un equipo duro, que ya ha adquirido la experiencia necesaria. Por supuesto que me veo ahí, junto a mis compañeros, haciendo historia. Estoy seguro que vamos a lograrlo”, concluye.
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Foto Carlo Dragone