Alfredo Di Stéfano, leyenda del fútbol universal y presidente de honor del Real Madrid, murió en Madrid tres días después de sufrir una parada cardiorrespiratoria a la salida de un restaurante cercano al estadio Santiago Bernabéu, donde había celebrado su 88 cumpleaños.
El palco de honor del estadio madridista acogerá este martes la capilla ardiente, en la que los aficionados podrán rendir homenaje póstumo al gran jugador hispano-argentino.
«Nos ha dejado el jugador más grande de la historia del Real Madrid, el mejor futbolista de todos los tiempos», dijo el presidente del club, Florentino Pérez, en una comparecencia en el Estadio Santiago Bernabéu dos horas después del óbito.
«El Real Madrid y todo el madridismo repartido por todo el mundo viven una enorme tristeza y un enorme pesar. Aquel futbolista que se enfundó por primera vez la camiseta blanca un 23 de septiembre de 1953 en este estadio nos ha dejado, aunque su leyenda sobrevivirá eternamente», agregó el presidente.
Las reacciones de pesar se produjeron rápidamente en todos los confines del planeta. Los Reyes de España remitieron desde Lisboa un telegrama de condolencias a la familia del mítico futbolista. Don Felipe y doña Letizia conocieron la triste noticia tras el almuerzo de honor que les ofreció el jefe del Estado luso, Aníbal Cavaco Silva, en el Palacio Nacional de Queluz.
El presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, se declaró «muy triste» por la muerte del que consideraba su «jugador favorito» y «el más completo» de los que ha visto en su vida. «Ha partido una leyenda», subrayó desde Brasil, donde asiste al Mundial.
Di Stéfano, por sobrenombre «La Saeta Rubia», murió en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, en cuya Unidad Coronaria permanecía desde el sábado en coma inducido, con intubación orotraqueal y ventilación mecánica.
Considerado uno de los cuatro grandes del fútbol mundial junto con Pelé, Diego Maradona y Johan Cruyff, Di Stéfano sufrió el pasado sábado una parada cardíaca cuando salía de un restaurante en la calle Juan Ramón Jiménez (junto al Santiago Bernabéu), donde había celebrado con la familia su 88 cumpleaños.
Di Stéfano sufrió un desvanecimiento y fue atendido por un grupo de Protección Civil, que al cabo de 18 minutos de reanimación cardiopulmonar logró sacarlo de la parada cardiorrespiratoria.
Había sufrido diversas afecciones cardíacas en los nueve últimos años. En abril del pasado año fue ingresado en el Hospital La Fe de Valencia para «un control periódico de su enfermedad cardíaca».
En diciembre del 2005 había sufrido un infarto agudo de miocardio cuando se encontraba en Valencia y se le implantó un cuádruple bypass en el citado hospital.
Los problemas cardiológicos del que fue jugador del River Plate argentino, el Millonarios colombiano, el Real Madrid y el Espanyol españoles se remontan a ese año, cuando se encontraba en Valencia en casa de una de sus hijas para pasar la Nochebuena y la Navidad.
Tras sentirse indispuesto, ingresó en la madrugada del día 24 de ese año en el hospital de Sagunto, donde se le diagnosticó un infarto agudo de miocardio que le ocasionó «severas estrecheces» en la arteria coronaria izquierda y sus ramificaciones.
Di Stéfano, nacido el 4 de julio de 1926 en Buenos Aires (Argentina), llegó al Real Madrid en 1953 y jugó en el equipo blanco hasta 1964, en una de las etapas más gloriosas del madridismo. Se fue 1964, con 38 años, tras perder la final de la Copa de Europa, dejando atrás 510 partidos oficiales con el equipo, en los que marcó 418 goles.
Nacionalizado español, Di Stéfano vistió la camiseta de la selección hispana en 31 partidos y marcó un total de 23 goles, aunque no pudo disputar ninguna fase final de un Mundial.
En el año 2000, la junta directiva del Real Madrid, bajo la presidencia de Florentino Pérez, le nombró presidente de Honor.
EFE
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