En el ámbito deportivo, la falta de confianza puede ser uno de nuestros peores enemigos, ya que puede conducir fácilmente al fracaso. Incluso aunque tengamos el perfecto dominio de la técnica y seguimos correctamente la táctica, la confianza seguirá siendo un factor imprescindible si queremos optar por el mejor resultado.
De acuerdo a los especialistas de la Academia de Alto Rendimiento, ver la página aquí, parte del éxito depende del desarrollo de una mentalidad ganadora. Pero, por desgracia, no nacemos con esta habilidad, es necesario construirla mediante una estrategia capaz de eliminar las barreras que controlan la mente.
¿Qué es la mentalidad de campeón?
También denominada mentalidad ganadora, se define como la capacidad de gestionar de una manera correcta las situaciones que acontecen desde el punto de vista emocional. De esta forma, se puede decir que está relacionada con la fortaleza mental y la habilidad de enfrentar los obstáculos y adversidades, sin importar lo grande que sean.
En este sentido, se enfoca en aquello que queremos ser y en la búsqueda de una estrategia que permita alcanzarlo. El pensamiento ganador entiende que no los resultados no determinan quiénes somos, sino la consecuencia de las decisiones tomadas en el pasado.
Importancia de la mentalidad de campeón en el deporte
Está comprobado, aunque son factores claves para los deportistas, ganar no depende 100% del entrenamiento físico y el talento, la mente desempeña un rol esencial en la vida de un campeón.
La mentalidad ganadora fortalece el entrenamiento y allana el camino hacia las metas planteadas. En el ámbito deportivo, las victorias son más que trofeos y medallas, en ocasiones, guardan relación con el cumplimiento de los objetivos y el crecimiento personal.
Pasos para desarrollar la mentalidad de campeón
Si bien el proceso puede variar en función de cada persona, por lo general, la autoconfianza es el elemento indispensable para alcanzar la mente de campeón, esto se debe a que tiene la capacidad tanto de favorecer el desempeño, como de conducir hacia el fracaso.
Asimismo es indispensable tener claras las fortalezas y debilidades. Conocer las virtudes y los aspectos que requieren mejoras, permite establecer objetivos basados en las condiciones individuales y no en los rivales.
De esta manera, es posible aprovechar al máximo las habilidades y derribar las barreras que supone el temor a que los contrincantes sean mejor que nosotros, incluso antes de haber competido. Atendiendo a ello, cambiar de mentalidad requiere:
Tomar la decisión de cambiar
Lo primero que debemos hacer es crear una imagen mental de la persona en la que queremos convertirnos, mientras más detallada sea la visualización, más fácil será avanzar.
En este paso, es crucial definir bien los detalles desde la personalidad y actitud, hasta los hábitos que pretendemos cambiar o comenzar a desarrollar.
Fijar la imagen creada
Después de delimitar los cambios y asumir el compromiso de ejecutarlos, es momento de identificarse con el nuevo “yo”, esto implica establecerlo en el subconsciente y alimentarlo hasta eliminar la imagen antigua.
Pensar, actuar y sentir como la persona en la que queremos convertirnos genera un ajuste paulatino en el cerebro y facilita el establecimiento de la nueva personalidad.
Visualizar el éxito
A diferencia de lo que muchas personas piensan, tener mentalidad del campeón no quiere decir que estamos obligados a romper los récords de los deportistas de élite, sino de creer que somos capaces de lograr todos los objetivos propuestos, siempre que estos sean realistas.
Conviene realizar un listado de afirmaciones y, como en todo proceso de aprendizaje, aplicar la técnica de la repetición. Además de convertir los propósitos en mantras, vale la pena dedicar unos 5 minutos diarios para proyectar mentalmente el éxito.
Los especialistas aconsejan hacerlo antes de dormir, ya que suele ser el momento del día donde el subconsciente permanece en estado de vigilancia, lo que incrementa las probabilidades de que las afirmaciones queden grabadas y se conviertan en parte de nuestra personalidad.
Dividir el camino y celebrar cada avance
Los terapeutas en psicología deportiva aconsejan separar un gran objetivo en pequeños retos. Básicamente, se trata de asumir los desafíos como piezas que permiten armar el gran rompecabezas.
A través de esta filosofía, no solo podemos celebrar cada acierto, sino también mantener viva la motivación necesaria para continuar avanzando hasta llegar a la meta final.
Analizar el entorno y actuar en consecuencia
Otro punto en el que coinciden los expertos en el tema es la necesidad de rodearse de personas capaces de aportar algo a nuestro crecimiento, no basta que sean agradables, es necesario que tengan una actitud positiva.
Si bien cada persona tiene voluntad y personalidad propia, el entorno puede ejercer mucha influencia sobre el comportamiento. Debemos recordar que siempre van a existir relaciones tóxicas, perjudiciales e, incluso, las que llegan a convertirse en un lastre para el éxito.
La mentalidad de campeón es una elección
Tener mentalidad ganadora es cuestión de actitud y enfoque. Además de entender que no es algo que se desarrolla de la noche a la mañana, es indispensable considerar que puede perderse en cualquier momento.
Hablamos de un proceso continuo que involucra tanto el autodescubrimiento de nuestras capacidades, como el esfuerzo de asumir los cambios. Lograr que la mente se convierta en el punto de partida para el éxito supone:
Establecer objetivos desafiantes, pero sin que dejen de ser realistas. La idea es que aporten dirección y propósito al entrenamiento, e incrementen el nivel de motivación.
Mantener la concentración en el presente, los errores o fracasos deben quedar en el pasado, en lugar de convertirse en objeto de obsesión, o peor aún, de frustración.
Derribar las barreras mentales, en la mentalidad ganadora no hay cabida para el temor al fracaso, las dudas o la presión. Las dificultades forman parte del camino, deben asumirse como oportunidades para aprender y crecer.
En definitiva, la mentalidad de campeón tiene un papel fundamental al momento de alcanzar los objetivos. Por ello, requiere mucho más que visualizar el triunfo. Si bien es cierto que proyectar la imagen mental de recibir el trofeo o medalla sirve de motivación, es necesario esforzarse y aprender a diferenciar lo que realmente puede favorecer los resultados.
Debemos entender que la autopercepción tiene impacto directo sobre los pensamientos y acciones, por consecuencia, repercute en los resultados que podemos obtener.