Burkina Faso hizo historia este sábado al alcanzar por tercera vez en su historia una semifinal de la Copa de África tras derrotar a Túnez (2-0) en un partido flojo, jugado de poder a poder, en el que perdió el que más fallos cometió.
Un gol en el minuto 80 de Aristides Bancé (Mimosas) al saque de una falta al borde del área rompió el encuentro y descentró a las “Águilas de Cartago” que en la siguiente jugada concedieron un segundo gol en un fallo garrafal de todo el equipo.
Los diez jugadores tunecinos subieron al área para rematar un córner. El rechace cayó a los pies de Prejuce Nakoulma (Kayserispor), que recorrió solo todo el campo, regateó en el centro de la cancha al portero Ayman Mathlouthi (Etoile du Sahel), que ejercía de defensa, y remató a puerta vacía.
Hasta ese momento, el partido, malo y sin ocasiones en la segunda mitad, estaba totalmente abierto, con ambas selecciones agarrotadas sabedores de que cualquier error o un golpe de suerte significaría la derrota.
Túnez acusaba el desgaste en la primera parte, en la que tuvo un manojo de buenas oportunidades de la mano de Taha Kheinissi (Esperance), el mejor de las “Águilas de Cartago”, que echaron de menos demasiado a sus dos grandes estrellas, Youssef Msakni (Lehwiya) y Wahbi Khazri, que no aparecieron
El delantero del Sunderland fue incluso sustituido en el minuto 63, una decisión controvertida que no gustó si quiera al jugador, que se fue protestando y negando la mano al entrenador polaco Henrik Kasperczak.
La victoria supone un hito en la historia de Burkina Faso, que logra pasar por vez tercera a semifinales y comienza a soñar con un título que ya se le escapó en 2013, año en el que perdió la final con Nigeria.
Y la segunda gran decepción de Túnez, que al igual que en Guinea Bissau en 2015, se marcha a casa en cuartos de final tras una controvertida decisión arbitral, ya que no pareció mano la jugada que dio origen al primer gol. EFE