Julio César Baldivieso fue protagonista de dos momentos estelares en la selección de Bolivia: la clasificación al último Mundial que su país ha disputado, el de 1994; y el pase a la final de la Copa América de 1997.
Eran tiempos en que los jugadores bolivianos corrían a la concentración de la Verde sin pensar en premios y recibían el equivalente a 5 dólares para sus gastos diarios.
Más de dos décadas después Baldivieso, ya en el rol de entrenador, fue testigo del interés primario de muchos jugadores en saber cuánto ganarán por atender una convocatoria de la selección o, peor, supo que muchos de aquellos que corren a pedir camisetas a mediáticos rivales en realidad han «perdido la ilusión» de jugar con Bolivia.
«Si tuviésemos futbolistas, muchos más jugando fuera, tendríamos más jerarquía, que eso en el fútbol eso pesa mucho«, declaró en una entrevista desde su natal Cochabamba el Emperador Baldivieso.
Considerado como uno de los mejores futbolistas de Bolivia de todos los tiempos junto con Marco Antonio Etcheverry y Erwin Platiní Sánchez, Baldivieso se mostró crítico con el panorama actual pero matizó que la falta de jerarquía se puede compensar con entrega y mística.
Pero para que estos dos ingredientes surjan, muchas cosas deben cambiar, afirmó el seleccionador de la Verde entre 2015 y 2016.
A pesar de la suspensión del calendario oficial por los riesgos de la pandemia de la COVID-19 el actual entrenador del Aurora considera que el foco de la selección deben ser las eliminatorias al Mundial de Catar más allá de la importancia que plantea la Copa América que organizarán Argentina y Colombia.
«Apunto a que la selección tenga una buena eliminatoria. Campeones de la Copa América, muy difícil que lo seamos, entonces hay que ser honesto y realista«, dijo el excentrocampista del Newell’s Old Boys argentino, el Barcelona ecuatoriano y el Caracas venezolano.
Admitió que Bolivia «deportivamente parte en desventaja» en cualquier torneo oficial, ya que mientras varias de las otras selecciones del continente tienen jugadores en las mejores ligas del mundo, la Verde tiene pocos jugando en campeonatos a parte del boliviano.
Recordó que en su etapa de jugador en la selección los viáticos no superaban los 5 dólares y que cuando era convocado no preguntaba cuánto le iban a pagar.
Un panorama distinto se encontró en su breve paso por el equipo nacional, que coincidió con la Copa América de 2016 en Estados Unidos.
Baldivieso recordó el 7-0 que les infligió Argentina en un partido de preparación antes de ese torneo. Dijo que le sorprendieron negativamente dos cosas: primero, ver a sus jugadores corriendo a intercambiar camisetas con los adversarios. Y la confesión de uno de ellos según la cual muchos habían «perdido la ilusión» con la selección.
Entre los recuerdos imborrables está la conexión que su generación consiguió con el aficionado boliviano durante las eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos 1994.
Describe con emoción que la gente agitaba banderas y celebraba el paso de sus ídolos por la calle desde los edificios.
EFE
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