Al Ain y Team Wellington dan este miércoles el pistoletazo de salida a la decimoquinta edición del Mundial de Clubes de la FIFA, torneo en el que los campeones de Europa y de la Conmebol, Real Madrid y River Plate, parten como cabeza de cartel.
El equipo español lo encara sumido en las dudas de su discreto juego y dificultades ligueras, pero con la ambición de sumar su tercera corona consecutiva y convertirse en el conjunto más laureado del torneo.
El Real Madrid encabeza el palmarés de la competición con tres coronas, empatado con el Barcelona, una más que el Corinthians brasileño, último equipo sudamericano que pudo con la hegemonía europea. A estas les añade las tres Copas Intercontinentales, torneo originario que enfrentaba a los campeones europeo y sudamericano.
El conjunto que dirige el argentino Santiago Solari pretende poner de nuevo un broche de oro a un año en el que agrandó su historia con el decimotercer cetro europeo en el que se le escapó, ante el Atlético de Madrid, la Supercopa continental, por entonces dirigido por Julen Lopetegui, que no pudo resistir en el cargo por el deficiente inicio en LaLiga.
Como está fijado en el reglamento de competición el Real Madrid no entrará en competición hasta la semifinal, al igual que el River Plate, que aún celebra la consecución de su cuarta Copa Libertadores tras ganar precisamente en el Santiago Bernabéu en la vuelta de la final a su eterno rival, Boca Juniors.
El “millonario” de Marcelo Gallardo se hizo con el título continental al vencer por 3-1 un partido que comenzó perdiendo y que desequilibró en la prórroga la calidad del colombiano Juan Fernando Quintero.
Vuelve a un torneo en el que hace tres años perdió, ya bajo la dirección de Gallardo, la final ante el Barcelona en el estadio Internacional de Yokohama, donde sentenciaron el argentino Lionel Messi y el uruguayo Luis Suárez, este con un doblete.
Recuerda el conjunto argentino días de gloria cuando, bajo la batuta de Héctor Veira, ganó la Copa Intercontinental en 1986 al imponerse al Steaua Bucarest en el Olímpico de Tokio con un tanto del uruguayo Antonio Alzamendi. Una década después perdió ante el Juventus de Marcello Lippi por el mismo marcador con un gol en el último tramo de Alessandro Del Piero.
Los Armani, Maidana, Palacios, Ponzio, Enzo Pérez, “Pity” Martínez, Pratto, Quintero y compañía, quieren, por tanto, emular a aquel equipo en el que figuraban también, jugadores como Nery Pumpido, Oscar Ruggeri, Américo Gallego o Juan Gilberto Funes.
Como el Real Madrid, River Plate está a la espera de conocer el nombre de su rival. Será el superviviente de dos partidos previos.
El anfitrión Al Ain, ganador de la liga emiratí y debutante en el Mundial de Clubes, se jugará este miércoles una plaza en “cuartos” ante el Wellington neozelandés. El ganador se encontrará el sábado ante el Esperance tunecino, campeón africano, y el que venza será el rival de River Plate en la primera semifinal el martes 18 de diciembre en Al Ain City.
El Al Ain, dirigido por Zoran Mamic desde que Zlatko Dalic marchó a la selección de Croacia, anuncia batalla con una plantilla reforzada, por ejemplo, con el delantero sueco Markus Berg. Cuanto menos quiere emular la gran participación del pasado año del Al Jazira, que alcanzó las semifinales y puso en muchos problemas al Real Madrid.
El Wellington acabó con el reinado del Auckland City en la Liga de Campeones de Oceanía al superarle en una tensa semifinal. Luego ya no tuvo problemas en la final ante el Lautoka fijiano, al que superó por un global de 10-3.
Bajo la dirección del técnico angloespañol José Manuel Figueira, los “TeeDubs” personalizan la ilusión de un equipo que tiene su cuota latina con el argentino Mario Barcia.
El partido inaugural se jugará este miércoles en el Hazza Bin Zayed Stadium de Al Ain City a partir de las 11 y 30 de la mañana, hora venezolana.
Por el otro lado del cuadro el Real Madrid tan solo tiene que aguardar un partido, el que dirimirán el sábado el Kashima Antlers y las Chivas de Guadalajara, los campeones de la Champions asiática y de la CONCACAF.
Para el técnico del cuadro mexicano, el paraguayo José Saturnino Cardozo, el partido lo asumirán como si fuera una final, sin pensar más allá.
“Es una final, nosotros nos enfocamos exclusivamente en ese partido, inclusive no tenemos un análisis profundo de lo que es el Real Madrid (su contrario en semifinales si derrota a los asiáticos), sino que nos dedicamos más al Kashima”, aseguró el técnico antes de viajar a Emiratos Árabes.
Las Chivas quieren acabar con el maleficio de los conjuntos mexicanos, que nunca han alcanzado la final en un Mundial de Clubes. Sus mejores actuaciones son terceros lugares del Necaxa en 2000 (superó en los penaltis al Real Madrid en el Maracaná), Monterrey (2012) y Pachuca el año pasado.
El Guadalajara se ganó el derecho tras superar en la final de la Champions de la CONCACAF al Toronto canadiense tras una tanda de penales, en tanto que el Kashima Antlers se proclamó por primera vez campeón asiático ante el correoso Persepolis iraní.
Hace dos años el equipo japonés, que ahora dirige Go Oiwa, ejerció de anfitrión, se plantó en la final y forzó la prórroga, pero acabó sucumbiendo ante el Real Madrid y el acierto del portugués Cristiano Ronaldo.
Ahora presenta un equipo al menos igual de competitivo, crecido por su título asiático, con brasileños en sus filas como Serginho y Leandro e internacionales japoneses como Gen Shoji.
El ganador de este enfrentamiento tendrá como oponente al Real Madrid en la segunda semifinal, el miércoles 19, ya en el Zayed Sports City Stadium de Abu Dhabi, que albergará los tres últimos partidos de un torneo que muy probablemente será modificado dentro de un par de años con una notable ampliación de participantes, aunque esta cuestión está aún en fase de estudio.
EFE
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