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A escribir su propia historia

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El proceso preparatorio para el certamen en el que Venezuela tendrá por sede a Arequipa ha sido alabado por el cuerpo técnico, fundamentando esto en el tiempo de su duración, superior al año. Las giras en el extranjero fueron importantes para ir definiendo el once, dejando la fase final para el necesario ajuste físico para las condiciones de altura que hay en Perú.

El equipo de hace dos años contó con la ventaja de ser local, lo que le permitió una aclimatación sencilla y disfrutar de los naturales beneficios organizativos que otorga. Esto no impidió que la clasificación a la ronda final se verificase en la última jugada de la primera fase. En suelo incaico el ambiente será otro, en el grupo del conjunto anfitrión y sin ningún tipo de concesiones.

En cuanto a la experiencia en la primera división y el trabajo en conjunto, el plantel de 2011 luce más trajinado que su predecesor. Sin embargo, no resaltan tantas individualidades o líderes grupales como en aquella selección. Hoy los Lima, Rivero, Orozco y Reyes deberán asumir las responsabilidades de los Romo, Velásquez, Flores y Rondón de aquel momento.

El emparejamiento de la instancia inicial es tan complicado como el que el elenco nacional encaró en el oriente. Argentina y Chile ya picaron adelante, mientras que Uruguay –primer adversario criollo- y Perú ahora necesitan sumar la mayor cantidad de puntos, por lo que Venezuela ingresa a la competición con la certeza de que no puede ceder resultados ante sus adversarios.

La presencia de Marcos Mathías en lugar de César Farías como cabeza del cuerpo técnico no se asoma como un hecho que cambie la idea de juego de un cuadro que se asoma sólido en la defensa, con talento en el mediocampo aunque con un ataque que deberá ratificar sus condiciones, algo que ha ocurrido poco en el torneo rentado y con intermitencia durante la preparación.

En los estadios nacionales se juntaron estos elementos y otros que otorgó cada encuentro para culminar con la clasificación mundialista. Ese antecedente debe ser bien manejado por la actual plantilla, ponderándolo como factor motivador, no como carga de revivir un suceso inédito pero que pertenece a un grupo de jugadores diferente al de esta oportunidad.

Como en 2009, Venezuela arriba al primer encuentro con esperanza, con la idea de que es posible obtener la clasificación. El combinado vinotinto tiene una historia por escribir, que será para el recuerdo o para el olvido, algo que dependerá de su propio accionar, del partido a partido, de la puesta en práctica de la preparación previa y no de los antecedentes históricos.

 

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