Por: Daniel Prat Jerez
Especial para Lavinotinto.com
Río de Janiero.- Oscar Washington Tabárez ha preferido ver una motivación en lo que cualquier otro hubiera encontrado solo una gran decepción. “Ahora más que nunca, vamos que vamos”, arengó el entrenador de 67 años de edad a su gente, durante la rueda de prensa en la que opinó por primera vez sobre la sanción que le impuso FIFA a Luis Suárez y que le obligará a jugar los octavos de final contra Colombia sin su mejor jugador.
“A los aficionados uruguayos quiero decirles que estamos heridos pero con una fuerza increíble y con mucha rebeldía”, avisó el entrenador, quien apeló al orgullo de sus dirigidos para intentar superar a una inspirada Colombia, quien ganó sus tres encuentros de la primera fase. Sin Suárez, Tabárez planea utilizar en ese lugar a Christian Stuani o a Diego Forlán. Entre ambos marcaron 12 goles el último año, lejos de los 31 cañonazos del pistolero durante el último curso en Liverpool.
En una sala de prensa repleta por la expectativa que generaba la respuesta de Tabárez, el entrenador aseveró que la sanción de nueve partidos y cuatro meses a Suárez es excesiva. “Se me presenta la teoría del chivo expiatorio: dar un castigo ejemplarizante sin importar que sea excesivo. ¿Para qué se hace eso?, para avisarle a los demás sobre qué está bien y qué está mal”. Según el entrenador, esta táctica no es correcta, “porque se olvida que el chivo expiatorio es una persona”. Por lo que él, afirma, hubiera preferido otro mecanismo para castigar el mordisco del delantero.
Según el entrenador, la decisión de FIFA estuvo condicionada por esa intención de brindar un ejemplo e impulsado por lo que llamó una “artillería mediática”, la cual desempolvó los anteriores excesos de Suárez. “No sé de qué país eran pero todos hablaban inglés”, aseveró. “La sanción –agregó- fue una severidad excesiva, más cercana a los argumentos de esa artillería mediática que a la realidad de los hechos”.
En su exposición, el entrenador consultó constantemente el libreto que tenía sobre la mesa, sin embargo, muy pocas veces recurrió a una lectura literal. “No solo se deben pensar en sanciones sino en soluciones definitivas –insistió-. Esta situación me genera varias preguntas. ¿Quién ganó? ¿Quién perdió? ¿Se evitarán, a partir de esta decisión, todos los excesos, todas las agresiones? Creo que no”.
Sereno durante los 15 minutos de su discurso, Tabárez no llegó a alterarse, ni siquiera cuando renunció a su cargo en la comisión de estrategia de la FIFA. “No es prudente coincidir con personas que presionaron para este fallo. Personas que manejan criterios y valores distintos a los que yo creo tener”.
Sin alzar la voz, el entrenador marcó distancia con la FIFA, opinó sobre lo que consideró una injusticia y utilizó esto para motivar a sus fanáticos y a sus jugadores. Cuando todo parecía oscuro para Uruguayo, Tabárez consiguió prender una luz.
