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Miguel Cabrera va rumbo a otro MVP

LEON HALIP / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / AFP

¿Qué se puede decir de Miguel Cabrera que no se haya dicho ya? El muchacho de La Pedrera está, desde que llegó a las mayores, descociendo la pelota y este año no es la excepción. Pese a que las lesiones, aún marcha a ritmo de superar todas las marcas personales de su año de triple coronado y si Chris Davis se duerme, quizás incluso repita la gesta que lo hizo MVP en 2012.

Y es que Cabrera está redefiniendo lo que significa ser un slugger en Grandes Ligas, pues renqueando y sufriendo de dolores abdominales la sigue sacando del parque y remolcando carreras. ¿Impresionante? ¿Asombroso? ¿Fenomenal? ¿De otro mundo? Cualquier calificativo parece quedarse corto ante lo que está haciendo el maracayero, incluso ahora que atraviesa un pequeño slump.

Hablemos de números, para poner las cosas en perspectiva. A la fecha, Cabrera lidera la Liga Americana en carreras empujadas (134), average (.350), porcentaje de embasado (.443), slugging (.653) y OPS (1.096). En jonrones marcha segundo con 44, detrás de Chris Davis (50), también va segundo en anotadas (100), tercero en hits conectados (182).

Si bien sus proyecciones de empujadas no están a nivel estratosférico como llegaron a estar antes del receso del Juego de las Estrellas, Cabrera debe superar las 139 remolcadas de la pasada temporada, los 44 cuadrangulares y tener el mejor promedio de bateo, considerando que lleva 18 puntos de ventaja sobre su más cercano competidor.

En el terreno de la sabermétrica, donde el año pasado los nuevos gurús de las estadísticas ponían al supernovato Mike Trout sobre Cabrera, este año, se repite el dilema. La estadística moderna del WAR (Victorias sobre reemplazo) es dominada por Trout con 8.8 sobre los 6.8 de Cabrera.

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La constancia como virtud


Muchos peloteros tienen años superlativos y luego van bajando de nivel, es allí donde la constancia a toda prueba de Miguel Cabrera cobra un valor fundamental. Y es que el tercera base venezolano, pese a sus números, no está sorprendiendo a nadie, simplemente es él mismo, como siempre y a pesar de las lesiones.

En sus 11 años en las mayores, teniendo en cuenta que no jugó a tiempo completo su temporada de novato, en 10 de ellas ha remolcado 100 o más carreras incluyendo la actual. En 9 ha conectado 30 o más jonrones y en 8 ha bateado 300 puntos o más. Y más increíble aún, cada año parece mejorar y con solo 30 años de edad, le queda mucho por aportar al béisbol.

El valor de un MVP


Pero como ya se demostró el año pasado, para ser MVP no bastan los números, se requiere llegar a la postemporada y que el equipo dependa en buena medida de tu accionar, no solo en el campo sino en el mismo dogout y es indudable el ascendente de Cabrera en el vestuario de los Tigres.

Eso me recuerda una anécdota de los otros Tigres, los de Aragua, que en la final temporada 2008-2009 de nuestro béisbol derrotaron a los Leones del Caracas en siete juegos. En aquella ocasión Cabrera no jugaba, pero estaba en la cueva con sus compañeros.

En un juego, el sexto, si la memoria no me engaña, corrió el rumor que Cabrera se iba a uniformar. Entonces, cuando pegaron el line-up de los Tigres, increíblemente aparecía el nombre de Miguel. Resultó que el mismo pelotero lo había escrito y poco después colocaron la verdadera alineación. Ese juego y el siguiente los Tigres ganaron y poco después se alzaron por primera vez campeones del Caribe. Es mi opinión que ese gesto de su “caballo” bastó para inspirar a los felinos de Maracay para ser campeones una vez más. Eso es un MVP.

Por Amílcar Trejo Mosquera
Foto: LEON HALIP / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / AFP
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