Buscar
Suscríbete
Suscríbete a nuestro boletín

Mantente al tanto de lo último en lavinotinto.com

La final del absurdo

Conmebol proclamó a los cuatro vientos que Sudamérica es incapaz de cumplir con sus propias responsabilidades. España será la sede de una triste función a la que el resto del mundo asistirá para observar a veintidós hombres vestidos de rojo y blanco o azul y amarillo.

Quizá nunca se sepa si realmente la decisión fue salomónica o basada en una potencial ganancia. Lo que queda claro es que es una determinación infeliz, que partió de la obstinación de resolver un entuerto con la aplicación tajante del criterio de unos pocos.

En los últimos días, el continente asistió a una obra en la que se dividían los bandos entre un Boca reclamando un ultraje y un River insistiendo en su inocencia, con una Confederación dispuesta a hacer oídos sordos pero generando un suspenso manejado a su antojo.

Loading...

El error organizativo existió. El ataque se produjo. Hubo heridos. El desorden para responderle al público que se acercó al Monumental y al que lo siguió alrededor del mundo fue evidente. Finalmente, los jugadores y los aficionados importaron poco.

El ente continental mostró las uñas y dejó expuesta su carta de intenciones. El “Cuentas claras” que proclamó al inicio de la actual administración está bien direccionado si es para que responda a los lisos y llanos intereses de la entidad.

En Madrid se movieron con sigilo y sacaron oro de las piedras. En un tiempo en el que la Conmebol pretende imitar el modelo Champions en la Libertadores, que la irrepetible final se juegue justo allí es una paradoja.

Ojalá en diciembre haya respuestas futbolísticas. Por ahora, en Paraguay aseguran haber ganado, aunque la derrota se yergue con afán de perdurar en el tiempo.

Javier Rivera
Foto: EFE
Lavinotinto.com

Lea también