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Casillas lo ha ganado todo

En los 18 años que el Real Madrid ha pasado sin conquistar la Copa del Rey, un canterano ha ido creciendo hasta convertirse en el héroe de la final. Es Casillas, que siempre se guarda para las citas decisivas alguna intervención salvadora.

De las tres que ayudaron al Real Madrid a frenar la hegemonía del Barcelona, una pasará a la historia. Cuando su gran enemigo dominaba en la segunda parte y le exigía a sacar a relucir su mejor versión, rozó con la yema de sus dedos el esférico. Voló para que su guante desviase un disparo envenenado de Andrés Iniesta que se colaba en la portería ajustado a su palo izquierdo.

Son las acciones que engrandecen su leyenda. Casillas siempre aparece cuando su equipo lo necesita. Comenzó a forjarse con la final de la ‘Octava’ Liga de Campeones. Sustituyó a César Sánchez para salvar el triunfo. Clave con la selección española en la conquista de la Eurocopa y el Mundial. Los penaltis de cuartos ante Italia. Los manos a manos con el holandés Arjen Robben en la final de Sudáfrica. Y ahora en la Copa del Rey.

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Iker es un talismán en las finales. Su obsesión por conquistar la Copa del Rey acrecentó tras dos que no pudo jugar. En 2002 y 2004. En Montjuic y el doloroso ‘Centenariazo’ del Santiago Bernabéu. Siete años después se sacó la espina. La llegada de José Mourinho ha sido clave. En una competición en la que otros conceden minutos a porteros suplentes, Casillas participó desde el primer paso. Era un mensaje. El Real Madrid volvía a valorar la competición.

A su palmarés le faltaba la Copa del Rey. Se suma a cuatro Ligas, tres Supercopas de España, dos Ligas de Campeones, dos Intercontinentales. Son los éxitos a nivel de club de un ganador nato.

"Nunca me canso de ganar. Cuando cumples retos siempre te marcas el siguiente. Lo viví con la selección ganando la Eurocopa y el Mundial. Con el Real Madrid en todo lo que he conseguido. Me faltaba la Copa del Rey, pero desde ya quiero otra. El tiempo pasa rápido y cuando me retire pararé a pensar en todo lo que estoy consiguiendo", aseguraba con emoción tras proclamarse campeón.

Demostró en la recogida del trofeo las ganas que tenía de vivir el momento. Se saltó el protocolo dando un efusivo abrazo a Don Juan Carlos y dos besos a la Reina Sofía. Mostrando la naturalidad que le caracteriza. "Me tomo confianzas que el Rey y la Reina entienden y comprenden", justificó. De la misma forma besó a la diosa Cibeles ante el fervor de su afición.

Casillas tenía motivos para estar exultante. Había cerrado el círculo con su deseoso trofeo, derrotado al mejor Barcelona de la historia y brillado con luz propia en una nueva final para el recuerdo. Es Iker. Un ganador incansable que ya se marca nuevos retos.

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