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Roger Federer, el eterno número uno

A sus casi 31 años, el suizo Roger Federer continúa conquistando espacios en la historia del tenis, en la que hoy se convirtió en el tenista que más títulos de Wimbledon ha ganado (siete) y con igual número de semanas al frente de la lista mundial (286), empatado en ambos casos con el estadounidense Pete Sampras.

No le sirvieron de nada sus esfuerzos en la final al escocés Andy Murray por hacerse con el primer Wimbledon para un británico desde 1936, así como fueron en vano los intentos por superar a Federer en la semifinal del torneo del hasta ahora número uno, el serbio Novak Djokovic.

A pesar de que su físico ya no es el mismo que a los 25 años, la muñeca de Federer no ha olvidado cómo se fabrican los golpes maestros que ponen al público en pie hasta en la catedral del tenis mundial.

Murray, perpetua promesa del tenis británico, es el héroe local en Wimbledon pero, cuando se enfrenta con Federer en la central, es el suizo, y no él, quien ejerce de anfitrión.

Y es que nadie ha disputado más finales sobre el césped de Wimbledon que Federer, que solo falló en el partido decisivo del torneo en una ocasión, en 2008, frente a Rafael Nadal, a quien le costó casi cinco horas arrebatarle al suizo un título que se negaba a dejar escapar.

Si bien el nuevo número uno del mundo cuando se actualice el ránking de la ATP había ganado su último Grand Slam a principios de 2010, en Australia, y no había pisado otra final de un gran torneo desde mediados de 2011, en la tierra batida de París, Federer estaba seguro de que su ciclo todavía no había terminado.

Acechó durante meses en el número tres, mientras Nadal y Djokovic copaban las dos primeras plazas del ránking y se hacían los dueños del circuito.

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Federer, zorro viejo, supo esperar su momento, que llegó en esta ocasión en Londres: Nadal cayó en la segunda ronda ante un tenista prácticamente desconocido, el checo Lukas Rosol, y a Djokovic le pudo la presión en su primer encuentro sobre hierba con el suizo y perdió debido a la cantidad de errores no forzados que cometió en las semifinales.

Con su decimoséptimo Grand Slam en el bolsillo, Federer engrandece aún más su leyenda y ahonda su huella en la historia del tenis.

El tenista de Basilea, nacido en 1981, ya apuntaba maneras como júnior, cuando ganó en Wimbledon en 1998, y alcanzó la primera final como profesional en Marsella (Francia) en 2000 para plantarse por vez primera en lo más alto del ránking de la ATP en febrero de 2004.

Con treinta años, a un mes de cumplir 31, el suizo acumula 74 títulos individuales y ocho de dobles en una carrera en la que ha ganado 846 partidos, por 192 perdidos.

“El mejor tenista que ha habido”, según le describió la estadounidense Serena Williams hace unos días, ha acumulado unas ganancias de más de 72 millones de dólares, unos 58 millones de euros, a lo largo de su dilatada carrera profesional.

Federer tiene en la mayoría de grandes torneos el apoyo desde la grada de su mujer, la extenista checa Mirka Vavrinec, a quien conoció en los JJ.OO. de Sydney y con quien tiene dos hijas, nacidas en 2009.

El suizo, especialista en cualquier superficie y tenista con maneras de bailarín, grabó un nuevo éxito en su amplio currículum en la pista central del All England Club al lograr algo que solo Sampras, uno de sus ídolos en el tenis, había alcanzado hasta ahora. EFE

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